Todos los ojos están puestos en el Superclásico entre Boca y River

Los "Xeneizes" marchan punteros mientras que los "Millonarios" tienen la obligación de ponerles un freno. Desde las 17, por Telefé.

14 May 2017
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BUENOS AIRES.- Boca y River mantendrán en vilo al país con una nueva edición del Superclásico, que se jugará esta tarde con La Bombonera como escenario y mucho en juego. Los "Xeneizes" tratarán de defender el primer puesto del torneo de Primera y los "Millonarios" se jugarán la última carta fuerte para pelear mano a mano por el título.

El encuentro, válido por la fecha 24, se jugará a partir de las 17, será arbitrado por Patricio Loustau y lo televisará Telefe.

Boca es líder con 49 puntos, River está quinto con 42 y un partido pendiente (ante Atlético en Tucumán), y a lo largo del extenso campeonato transitaron distintos caminos, aunque ya se cruzaron una vez, el 11 de diciembre pasado por la fecha 13 en el Monumental de Núñez y ahí el marcador fue para los "Xeneizes" por un histórico 4-2 y una descomunal actuación de Carlos Tevez, autor de dos goles, en su penúltima función antes de partir al exótico fútbol de China.

El equipo dirigido por Guillermo Barros Schelotto, que en la fecha pasada igualó sin goles en La Plata con Estudiantes, es consciente de la importancia del partido ya que después del Superclásico quedarán seis fechas para el final del torneo, y así como una victoria suele potenciar, una derrota siempre deja secuelas que podían incidir de forma negativa en la recta final, analizó la agencia Télam.

Por su parte, el equipo de Marcelo Gallardo, que viene de golear a Temperley (4-1) y mostró un andar casi ideal en la Copa Libertadores, donde ya logró la clasificación en forma anticipada para los octavos de final, también se preparó para conseguir los tres puntos, de hecho asumió con una formación suplente el partido del miércoles último con Emelec por el torneo continental, para cuidar a sus figuras con miras al partido de esta tarde.

Barros Schelotto, quien cumplirá ante River 50 partidos como DT de Boca, puede repetir la formación que utilizó la semana pasada en La Plata, pese a que durante la semana probó distintas variantes en el mediocampo, la zona en la que Boca carece de un recuperador de pelota natural, de un especialista, una función que sólo cumple el colombiano Wilmar Barrios, quien estará en el banco de los suplentes.

Boca apostará a recuperar rápido la pelota y jugarla a través de Fernando Gago, Pablo Pérez y Rodrigo Bentancur, y también a la habilidad desequilibrante de Ricardo Centurión en los mano a mano.

Además, en Boca confían en que el cordobés Cristian Pavón recupere su nivel del año pasado e imponga su velocidad, y que Darío Benedetto, en su primer clásico oficial (también será la primera vez del arquero Agustín Rossi), mantenga la eficacia goleadora que mostró en partidos anteriores, con la convicción de que anotarle al rival de toda la vida tiene un valor doble y la dará también un plus con los hinchas.

En River, Gallardo disipó durante la semana su principal preocupación, que pasaba por la recuperación de Ignacio "Nacho" Fernández, que forma parte de la generación de juego junto a Gonzalo "Pity" Martínez. Entre ambos suelen abastecer a Sebastián Driussi y Lucas Alario, mientras que los encargados de recuperarla en el equipo son Leonardo Ponzio y Ariel Rojas, quienes intentarán imponerse en el mediocampo, un sector que suele ser clave en este tipo de partidos.

River buscará aprovechar su funcionamiento efectivo para lograr una victoria que para Gallardo es una cuenta pendiente en su carrera como DT (nunca se llevó los tres puntos de La Boca) y así prenderse en la lucha por el campeonato, y además acortar un poco su historial muy desfavorable con el rival de siempre, que le sacó 10 partidos de ventaja, demasiado para los dos colosos del fútbol argentino.

En Boca, existe una convicción que en el caso de vencer a River, el título del torneo local quedará al alcance de sus manos y por esa razón no se guardará nada e intentará lograr un doble efecto, por un lado ganar para posicionarse cómodo y a su vez quitar del camino a su máximo rival.

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