El fantasma del sicariato camina por las calles de Orán



¿SICARIOS A SUELDO? Tres ataques a sangre fría encienden el alarma del fantasma del sicariato en Orán.
Tres ataques a sangre fría evidencian la disputa por el control de la frontera. Las fuerzas de seguridad admiten que “se está descontrolando la situación”.
A 275 kilómetros de la capital salteña, el fantasma del sicariato camina por las calles de San Ramón de la Nueva Orán y atemoriza a los vecinos. La disputa por el control de las tierras y el negocio del narcotráfico sustentan en las fuerzas de seguridad la hipótesis de una guerra declarada entre bandas y los "ajustes de cuenta".
En los últimos días dos hombres fueron ejecutados y otro le esquivó a la muerte después de recibir cinco balas y ser salvado por los médicos del hospital San Vicente de Paúl, en lo que son tres claros ejemplos de violentos ataques.
El grado de violencia preocupa a los vecinos y los mantiene alerta. El martes por la noche marcharon hasta la sede del Concejo Deliberante y les exigieron a los funcionarios que tomen cartas en el asunto. El pánico le quitó visibilidad a la protesta que convocó a una treintena de vecinos de los más de 84.000 que habitan el municipio.
La Gendarmería Nacional advierte que "se está desborando la situación"

La seguidilla de violentos episodios encendieron las alarmas. La Gendarmería Nacional patrulla desde hace tres días las calles de Orán, por disposición del Ministerio de Seguridad y en coordinación con la Policía de la Provincia. El comandante Ariel Ortíz, dice que "se está desbordando la situación" y el contexto es preocupante. Más de 250 hombres del Escuadrón 20 se sumaron al intenso operativo de vigilancia.
Atentados a la vida
La sucesión de los hechos no es lo único que llama la atención, también la violencia empleada y el mensaje implícito que dejó cada uno de ellos. Los ataques tienen características en común: el uso de armas de fuego y haber sido consumados en la oscuridad de la noche.
Hasta el momento la Brigada de Investigaciones 2 de Orán no puede determinar si los casos guardan relación entre sí, pero "están generando una gran preocupación en los vecinos y encienden la opinión de los medios de comunicación", advierte el secretario de Seguridad, Jorge Ovejero, en diálogo con LA GACETA.
"Estamos ante tres hechos gravísimos, son tres atentados contra la vida de las personas", analiza y problematiza sobre la situación en Orán que llevó a un trabajo conjunto entre fuerzas nacionales y provinciales y optimizar el control en cercanías de la frontera con Bolivia.
"Todas las provincias que tenemos límites con otros países planteamos la necesidad de la coordinación de fuerzas federales y las locales. La Policía tiene mayor despliegue y las federales tienen su competencia de control y cuidado de las fronteras. Si bien el operativo se hizo por una necesidad y no a partir de estos casos puntuales, se hizo necesaria la articulación que estaba un poco enfriada", asegura el funcionario.
18 tiros, dos muertos, un herido
La noche del 29 de abril a Adrián Ricardo Gerónimo le dispararon 10 tiros cuando estaba por bajarse de su auto, frente a su casa. Cinco balas lo impactaron y así llegó al hospital San Vicente de Paúl. A los pocos días le dieron el alta pero tiene custodia policial en la puerta de su casa.
La sangre siguió corriendo por las calles de Orán cuando el 7 de mayo Raúl Fernando Martínez, alias "Lalo" o "Mataco" fue ejecutado delante de su familia por dos sicarios en moto, en pleno macrocentro. Tenía 37 años y esa noche estacionó su Toyota Hilux en la esquina de calles... Se bajó junto a su esposa e hijo y se sentó en una sandwichería.
A los pocos minutos aparecieron dos hombres ocultando sus caras con cascos y uno de ellos gatilló, al menos, seis veces. La víctima fue herida de muerte: recibió dos balas en la cabeza, otra en un brazo y dos en la espalda. Se supo que también estaba armado.
El último episodio fue hace cuatro días. Un bagayero fue asesinado el martes a la madrugada en un paso fronterizo no habilitado, en la localidad de Aguas Blancas, Orán. Recibió un tiro a la altura del pecho y otro en el abdomen. Junto al cuerpo la Policía encontró un revólver calibre 22 que pertenecería a la víctima.
Mientras avanzan las investigaciones, la principal hipótesis gira alrededor de tres casos concretos de ajustes de cuentas, sicarios a sueldos manejados por bandas que se disputan el poder en el límite de la frontera.
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