Los chicos se aburren cada vez más en la escuela
Falta de motivación, docentes cansados, pocos recursos tecnológicos, son algunas de las variables que conspiran con las ganas de ir a clase. La opinión de dos psicopedagogas.
Cada vez más aburridos, menos contentos y con rendimiento escolar decreciente, son algunos de los resultados que arrojaron las pruebas Aprender, realizadas en alumnos de primario y secundairo de todo el país.
En paralelo a la evaluación de conocimientos en las diferentes áreas curriculares, la medición de las evaluaciones realizadas por el Ministerio de Educación de la Nación indicaron además el estado de los chicos en cuanto a su ánimo a la hora de ir a clases.
El resultado en Salta es contundente: en la primaria están mucho más contentos que aburridos, y a medida que avanzan en la carrera escolar, el aburrimiento gana terreno y también la indiferencia.
Un 65,15% de los chicos de tercer grado dijeron sentirse contentos en la escuela, mientras que el porcentaje descendió al 43,79% en sexto grado, luego al 31,68% en segundo y tercer año del secundario y al 30,57% en quinto y sexto año del nivel medio.
Y a medida que baja la alegría, aumenta el tedio. Para Vanesa Flores, psicopedagoga y maestra en escuelas públicas N° 4773 de Las Lajitas y N° 4519 de Apolinario Saravia, un factor determinante del aburrimiento creciente está en la desmotivación dentro del aula y la monotonía que algunos docentes imprimen a los contenidos y las rutinas.
"También sucede que hay pocos recursos para defender una clase, faltan grabadores, proyectores, no hay accesibilidad tecnológica", cuenta y pone como ejemplo la escuela donde trabaja en Apolinario Saravia, donde hace seis meses que no pueden usar las computadoras porque no va el técnico que debe desbloquearlas. "Para las docentes es complicado aplicar las TICS (Tecnologías de Información y Comunicación)", dice y señala que por otro lado muchas maestras no se capacitaron para utilizarlas.
La otra escuela
Mercedes Delgado, psicopedagoga del equipo de profesionales del Multiespacio Aprender a Hacer, otro factor central es el compromiso de las familias con el trabajo escolar y asegura que el rendimiento escolar bajo está directamente relacionado con la falta de interés de los grupos de pertenencia de los chicos con las escuelas.
"El clima escolar tiene mucho que ver con la ausencia o la cooperación de la familia con la escuela y los chicos. Se ve mucha falta de compromiso de los padres, baja participación y en general los chicos que peor les va son los que tienen padres que no van a las escuelas con ellos", asegura. "Cada uno tiene diferentes problematicas, es un tema que no se puede medir y conocer. Es una cuestión de trabajos, de tiempos disponibles", agrega.
El desconocimiento del contexto familiar o la falta de recursos para relatar las vivencias personales son otras falencias que desnudaron las pruebas Aprender. "Las maestras que trabajaron en la aplicación de la evaluación me comentaron que había chicos muy nerviosos, a otros no les importaba completar toda la prueba y algunos de los últimos grados del primario ni siquiera sabían lo que significaba la palabra etnia", comenta Vanesa Flores.
Desconocer datos sobre dónde viven o en qué trabajan los padres son algunas de las cuestiones que se visualizaron con las pruebas, o ignorar por ejemplo cuántas habitaciones tenían sus propias casas.
Tarea para la casa
Como propuesta, las psicopedagogas señalan la necesidad de trabajar la resiliencia y la integración de las familias a la dinámica escolar. "Una función de la psicopedagoga es traer a las familias a las escuelas y que crean en las escuelas para que los chicos les den el valor que tiene", comentan.
Sumar dinamismo, actividades que involucren el uso del cuerpo y del espacio como recursos expresivos, además de talleres de trabajos artísticos son algunas de las opciones que colaborarían para mejorar el clima que vivencian los chicos en las escuelas. "En muchas ocasiones se deja de lado el trabajo particular con los chicos. El tema de las emociones se está dejando de lado porque los docentes siempre están cargados de cosas. Si es la feria de ciencia por ejemplo, es difícil tener en cuenta cuestiones como abuso, embarazos, violencia, se conocen cuando ya se consuma el hecho", sigue Flores y apunta que para muchos niños con historial de abusos encuentran en la narración y las artes visuales una vía para comunicar lo que les pasa.
"Muchas veces los chicos narran lo que les pasa en un cuento o un dibujo", dice la especialista. De forma paralela, las escuelas y sus docentes deberán capacitarse para conectar con los intereses de los chicos. "A medida que entran en la adolescencia, nada los satisface", aporta Delgado. "Tienen los estímulos de la tecnología y los celulares y todo lo demás los aburre. Hay que buscarle la vuelta para ver de qué forma transmitir los contenidos para que los chicos puedan engancharse y participar", dice.
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