En Salta, el 50% de las personas que tienen diabetes no lo saben

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Lo confirmó Silvia Saavedra, encargada del consultorio de diabetes del Hospital San Bernardo.

21 Jun 2017

La diabetes es una enfermedad silenciosa a tal punto que el 50% de las personas que conviven con ella aún no se enteraron. Así lo confirmó la médica y encargada del consultorio de diabetes del Hospital San Bernardo, Silvia Saavedra, a LA GACETA. Además, la especialista arrojó otra cifra alarmante al afirmar que el 9% de la población salteña padece esta enfermedad. “La diabetes es una epidemia que va de la mano de la obesidad”, remarcó.

Por otro lado, la cantidad de niños, niñas y adolescentes diagnosticados con diabetes está creciendo en la provincia. “Lo que más nos preocupa es el sobrepeso que está apareciendo cada vez más en niños y adolescentes, y es una causante de la diabetes como también de otras problemas de salud”, enfatizó Maritza Ortega Requena, presidenta de Pandis, un grupo de padres, adolescentes y niños diabéticos de Salta.

En este sentido tanto la doctora Saavedra como Maritza, quien además es mamá de una joven de 23 años con diabetes, coinciden en afirmar que los primeros síntomas de la enfermedad son fáciles de detectar pero que una vez diagnosticada es esencial asumirla y cumplir el tratamiento con conducta y voluntad. “Cansancio, mucha sed, mucha orina, pérdida de peso y disminución de la visión son las primeras señales de alarma”, resumió Saavedra.

"Nunca sentí dolor"

Claudio Sotelo tiene 44 años. Le diagnosticaron diabetes a los 17 pero recién comenzó a cuidarse hace tres años cuando lo internaron y tuvieron que amputarle dos dedos de un pie ya que la enfermedad provoca daño en los nervios y mala circulación de la sangre.

“La amputación es una de las complicaciones crónicas de la diabetes junto con la ceguera y los problemas renales que después terminan en diálisis y hasta en trasplantes. Las personas que llegan a esta instancia extrema es porque no hicieron bien las tareas o se descuidaron”, detalló Saavedra.

En este sentido, Claudio, contó que pasó 24 años sin cuidarse porque nunca dimensionó las consecuencias de su enfermedad. No sentía dolores pero perdió peso, además de la hinchazón en los pies y el cansancio físico constantes.

“Estuve internado en el Hospital Oñativia durante semanas y ahí me tuvieron que amputar los dedos. A partir de ahí asumí mi enfermedad y comencé a vivir una nueva vida. Como sanó, no fumo ni tumo alcohol y me inyecto insulina dos veces por día. Me asusté mucho”, relató el músico.

Desde 2007 en el Hospital San Bernardo funciona el consultorio de diabetes que cuenta con un consultorio externo y atiende a personas internadas. También realiza actividades extra muro que apuntan a la educación diabetológica. Saavedra comentó que es muy común que al consultorio lleguen personas que fueron al Hospital a atenderse por otras dolencias y se terminaron enterando que tienen diabetes.

“Algunos vienen directo al consultorio, otros son derivados por el área de cardiología y ginecología, por ejemplo, pero conscientes de que son diabéticos. También están los casos que se enteran acá que tienen la enfermedad. Este último rango es cada vez más alto. El 50% de las personas con diabetes no saben que la tienen”, comentó la especialista, quien además enfatizó que a través del Programa de Supervisión de Diabetes, el Estado lo provee insulina en forma gratuita a los pacientes que no tienen obra social.

“Si el paciente con grado 1 o 2 de diabetes hace el tratamiento al pie de la letra puede mejorar su calidad de vida”, agregó la presidente de Pandis, que actualmente asiste a 100 niños y adolescentes con diabetes.

Un caso de diabetes infantil es el de Felipe, un nene de seis años que manifestó los primeros síntomas a los cuatro. “Me llamó la atención porque comenzó a perder peso, no contenía la pis y tenía mucha sed todo el tiempo. Además lo veía decaído”, contó su mamá, Eugenia.

Como en su familia hay antecedentes de diabetes, Eugenia fue directo al grano. Primero llevó a su hijo al pediatra y luego busco un especialista en el tema. “A Felipe se le inyecta dos tipos de insulinas, una de acción prolongada y otro de rápida acción. Todo va acompañado de una buena alimentación y actividad físico”, agregó la joven mamá.

Felipe lleva una vida normal y es consciente de que tiene que tener ciertos cuidados con su cuerpo. “Actualmente hay mucha tecnología que te ayuda a llegar rápido a un diagnóstico pero el complemento fundamental es asumir y tomar conciencia sobre la enfermedad. Si la persona no tiene voluntad y conciencia, la patología se complica y llega a dominarlo”, finalizó Maritza.

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