“Maté a Brisa porque ella me lo pidió”, el plan de Claudio Segundo que confundió a la Policía

En un primer momento ocultó el crimen y luego intentó escapar. Revelan detalles del femicidio de la adolescente.

30 Ago 2017
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FOTO FISCALES PENALES SALTA

La hermana del femicida había escapado de la casa y pedido a un vecino que llamara a la Policía porque Claudio Víctor Segundo había estrangulado a su novia, Brisa Oriana Goytia. 
Los relatos de los policías que intervinieron el 6 de diciembre de 2016 son diferentes. Algunos dijeron ante el Tribunal de Juicio que fueron hasta la casa de la calle Mar Caspio 1058 alertados por un desorden; otros, por un caso de violencia familiar. 
En medio de las distintas versiones, el femicida había planeado su estrategia: ocultar el crimen. Cuando llegó el móvil conducido por el sargento César Fernández y Jaime Zárate, los efectivos no notaron nada raro. Quien descendió del vehículo fue Zárate quien aseguró que desde el CCO (Centro de Coordinación Operativa) les habían alertado de un desorden, por esto no supuso que se trataba de una situación de extrema violencia. 
Contó que interrogó a Claudio, le preguntó que había pasado y el joven le dijo que había discutido con su novia y que ésta se había retirado de la casa hacia un almacén, le dijo que “todo estaba bien”. El policía le creyó. De hecho reconoció que estaba cerca de terminar su horario de trabajo y junto a su compañero se retiraron de la escena del crimen. 
Sin mayor esfuerzo, Claudio Segundo había convencido a los policías y comenzó a ejecutar el segundo paso de su plan: ocultar el cuerpo. Las investigaciones y pericias determinaron que había cavado un pozo de, aproximadamente, 1,80 de largo por 40 centímetros de profundidad. Allí tenía pensado enterrar a Brisa a quien ya había asesinado con un cinto de tela y envuelto en un plástico. Mientras, el cadáver estaba debajo de la cama donde la había ultimado. 
Pero cuando ejecutaba el segundo paso de su plan llegó otra patrulla, alertada por la denuncia que su hermanastra había realizado en la comisaría 15 de barrio San Remo. La situación era de extrema violencia; la adolescente dijo ante las autoridades que su hermano había matado a la novia. Otra patrulla regresó a la casa y descubrió a Claudio cavando el pozo. 
Cuando los policías lo interrogaron, el femicida intentó fugarse pero lo detuvieron. Uno de los efectivos que hoy declaró en el juicio describió que el joven de por entonces 20 años “estaba todo sudado, transpirado”. Ya había asesinado a su novia. 

La hermana del femicida había escapado de la casa y pedido a un vecino que llamara a la Policía porque Claudio Víctor Segundo había estrangulado a su novia, Brisa Oriana Goytia

Los relatos de los policías que intervinieron el 6 de diciembre de 2016 son diferentes. Algunos dijeron ante el Tribunal de Juicio que fueron hasta la casa de la calle Mar Caspio 1058 alertados por un desorden; otros, por un caso de violencia familiar. 

En medio de las distintas versiones, el femicida había planeado su estrategia: ocultar el crimen. Cuando llegó el móvil conducido por el sargento César Fernández y Jaime Zárate, los efectivos no notaron nada raro. Quien descendió del vehículo fue Zárate asegurando que desde el CCO (Centro de Coordinación Operativa) les habían alertado de un desorden. Por esto, no supuso que se trataba de una situación de extrema violencia. 

Contó que interrogó a Claudio, le preguntó que había pasado y el joven le dijo que había discutido con su novia y que ésta se había retirado de la casa hacia un almacén, le dijo que “todo estaba bien”. El policía le creyó. De hecho reconoció que estaba cerca de terminar su horario de trabajo y junto a su compañero se retiraron de la escena del crimen. Esta actitud fue cuestionada por una de las vocales del tribunal quien le pedió a Zárate mayor compromiso como funcionario policial.

Sin mayor esfuerzo, Claudio Segundo había convencido a los policías y comenzó a ejecutar el segundo paso de su plan: ocultar el cuerpo. Las investigaciones y pericias determinaron que había cavado un pozo de, aproximadamente, 1,80 de largo por 40 centímetros de profundidad. Allí tenía pensado enterrar a Brisa a quien ya había asesinado con un cinto de tela y envuelto en un plástico. Mientras, el cadáver estaba debajo de la cama donde la había ultimado. 

Pero cuando ejecutaba el segundo paso de su plan llegó otra patrulla, alertada por la denuncia que su hermanastra había realizado en la comisaría 15 de barrio San Remo. La situación era de extrema violencia; la adolescente dijo ante las autoridades que su hermano había matado a la novia. Otra patrulla regresó a la casa y descubrió a Claudio cavando el pozo. 

Cuando los policías lo interrogaron, el femicida intentó fugarse pero lo detuvieron. Uno de los efectivos que hoy declaró en el juicio describió que el joven, de por entonces 20 años, “estaba todo sudado, transpirado”; ya había asesinado a su novia. Acorralado por la situación, Claudio les dijo: “maté a Brisa porque ella me lo pidió”, en otro intento por esquivar el crimen. Después de la primera visita fallida de la fuerza, los efectivos entraron a la casa y encontraron a la menor sin vida. La versión que “todo estaba bien”, que Brisa había ido al almacén no fue otra cosa más que un engaño del muchacho para ocultar lo que había pasado.

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Juicio por Brisa
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