La pobreza infantil supera el 65% en el norte de Salta

Rivadavia, San Martín, Orán, Iruya y Anta son los departamentos con mayor cantidad de niños y adolescentes con necesidades básicas insatisfechas.

06 Sep 2017
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FOTO AEROM.COM.AR

Frágiles entre los frágiles, la infancia más pobre de la Argentina está en el norte, y Salta se ubica en el segundo lugar del país –Santiago del Estero lleva la delantera- con la mayor cantidad de niños y adolescentes con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI).

Según cifras relevadas por el Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico de la UNSa y la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), los departamentos de Rivadavia, San Martín, Orán, Iruya y Anta son las que mayor porcentaje de pobreza infantil concentran en el territorio provincial, con índices que van del 35,17% al 65,12%.

En la siguiente zona de exclusión del mapa provincial se ubican Los Andes, Molinos, San Carlos, Guachipas y Cerrillos, que tiene entre 31,54% y 35,16% de infancia en la pobreza. La tercera posición la ocupan La Poma, Cachi, Chicoana, La Viña, Cafayate y La Candelaria, con 31,53% y 28,75% de niños pobres. Las regiones menos afectadas son el departamento Capital, Rosario de Lerma, La Caldera, General Güemes, Metán y Rosario de la Frontera, con niveles de pobreza de niños y adolescentes de entre 20,27% y 28,74%.

La inmensa brecha entre el porcentaje de chicos pobres en la capital provincial y el norte más postergado es también una parte del problema, ya que la pobreza que mide el INDEC es la que se estudia en los grandes centros urbanos del país, explica Jorge Paz, economista, investigador del Conicet y titular del IELDE. “La desigualdad territorial dentro del país también sucede dentro de la provincia. En la CABA la pobreza infantil es mucho menor que en el NEA y el NOA, donde hay niveles dramáticos que superan el 65%”, cuenta el especialista. Cuantificar la pobreza permitirá abolirla, dice Paz, y agrega que las herramientas disponibles para hacerlo son cada vez mejores y de mayor precisión.

“Se trata de un fenómeno producto de un sistema económico y social incapaz de resolver el problema. Pero también es medible, podemos llegar a estimar cuántos chicos están en esta situación y al conocer el fenómeno estamos a un paso de poder abatirlo”, explica. A punto de lanzar su segundo libro sobre el tema, “El enemigo común” (Editorial Prometeo), Paz explica que en un centenar de páginas se condensa el conocimiento reunido durante varios años de experiencia y trabajo sobre la pobreza en general y la pobreza infantil en particular. “Es un mal que directa o indirectamente provoca un efecto negativo en toda la población”, apunta, a propósito del título del trabajo. “Cuando terminás de leerlo te das cuenta de que hay un par de cosas que se pueden hacer para resolver la pobreza, que hay instrumentos para atacar a este enemigo común y que es la única forma que tiene la sociedad para hacerlo”, agrega.

La punta de la madeja

La primera y mayor puerta de salida para las generaciones que nacen, crecen y mueren en la pobreza es, según Paz, la educación. “Cumple un rol importante y clave en la igualdad de oportunidades y para cortar con el círculo vicioso de la pobreza hereditaria”, dice. “Después hay determinantes más complejos como el empleo y la educación de los padres, la conformación de los hogares y el acceso a instrumentos del Estado como la Asignación Universal por Hijo, que está modificando cosas”, agrega.


Desde la Fundación Conin, que tiene en Salta cuatro centros en Barrio Solidaridad, en el centro de la ciudad, en La Unión, departamento Rivadavia Banda Sur, y Coronel Juan Solá de Rivadavia Banda Norte, Albel Albino subraya el énfasis puesto en el cuidado de los primeros 1000 días de vida. Se trata de un programa que apunta a fortalecer la nutrición y la salud durante el embarazo y los primeros dos años de vida, momento en que el cerebro alcanza el 80% de su desarrollo y establece las principales conexiones para el resto de la vida.

Respecto del impacto que producirá en la población y su desarrollo tener durante tanto tiempo tanta pobreza infantil, Albino responde con firmeza: “no tengo miedo a tener un cáncer, el miedo es a que no me lo diagnostiquen, que me mientan y oculten ese cáncer. Eso es torpe”, dice el pediatra. “La desnutrición genera debilidad mental, pero es la única que se puede revertir y prevenir. La principal riqueza de un país es su capital humano y cuando está dañado el país no tiene futuro”, agrega el doctor y señala que el plan para Salta, acordado con el gobierno de Urtubey, es instalar un centenar de centros Conin en todo el territorio, para la asistencia de embarazadas y niños hasta los 5 años.

“Los pobres son una cantera magnífica de los populismos para mantenerse en el poder. Hablan de los pobres siempre, desde abajo para acceder al poder, y desde arriba para mantenerse, y los pobres siguen pedaleando en un callejón sin salida, en la miseria y la injusticia. Tenemos que hacer un gran país, que se hace con miles de niños leyendo, pero primero hay que tener cerebro. No hay que atacar al pobre sino a la pobreza”, concluye.


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