¿Qué dijeron los medios nacionales sobre la película Zama, de Lucrecia Martel?

A las 12 será la primera función en Salta y ayer se estrenó para los medios en Buenos Aires. Mientras su directora presenta el film en el Festival de San Sebastián, la película comenzó a proyectarse en el país.

28 Sep 2017
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IMAGEN CAPTURA DE TRAILER ZAMA.

Luego de casi diez años sin filmar, la cineasta salteña Lucrecia Martel estrena hoy Zama en los cines argentinos y en Salta se podrá ver, en cines Hoyts en las funcionaes de las 12, 14.40, 17.10, 19.40 y 22.10; mientras que, en los Cinemark de Paseo Salta se verá en dos funciones: a las 20.15 y a las 22.50.

El elenco de Zama está formado por los españoles Daniel Giménez Cacho —protagonista— y Lola Dueñas, el brasileño Matheus Nachtergaele y los argentinos Juan Minujín, Rafael Spregelburd, Nahuel Cano y Daniel Veronese.

La directora de Zama, Lucrecia Martel, nació en Salta en 1966 y se ganó el respeto del público y la crítica a partir de su la trascendencia de su obra: “Se trata de tres películas: La Ciénaga de 2001, La niña santa de 2004 y La mujer sin cabeza de 2007. La cuarta, Zama, que iba a salir en 2016 pero que finalmente retrasó su estreno, llega para catapultarla como una de las cineastas argentinas más importantes de la actualidad, una opinión con la que coinciden varios actores del circuito internacional de legitimación”, indican en Infobae.

En los Festivales en los cuales se presentó previamente, Toronto y Venecia, la respuesta de la crítica fue efusiva: “Las expectativas se superaron con creces, todos destacan la extraordinaria belleza y el perfil estético de la película y las cualidades notables de su directora. "Llegó a Venecia como si volara desde otro mundo", dijo Xan Brooks en The Guardian evocando la disrupción del film. Desde el sitio español Fotogramas, aseguraron que se trata de una "obra maestra" ya que es "un clásico instantáneo que se coloca entre lo mejor del cine de los últimos años", relatan en Infobae.

María Fernanda Mugica, analiza en La Nación: “Zama es una obra de arte que requiere de un espectador atento, paciente y abierto. La nueva y esperada película de Lucrecia Martel, adaptación de la novela de Antonio Di Benedetto, se admira desde el primer plano pero se empieza a apreciar mejor después, cuando la fascinación por la belleza de las imágenes y la intensidad de los sonidos dejan lugar en el espectador a una conexión con la frustración que experimenta su protagonista, Don Diego de Zama”, y agrega: “Zama no es una película de época tradicional, tiene su propio ritmo, no se interesa demasiado por las idas y vueltas de la trama y está concentrada en su propia construcción estética, pero no es pretenciosa. Esto se debe en gran parte al sentido del humor que la atraviesa. Sobre todo, a Martel no se le escapa el absurdo de las crecientes frustraciones que vive Zama y lo hace notar de manera sutil, pero persistente”.

“Como en La mujer sin cabeza, más que en sus películas anteriores, Lucrecia Martel en Zama se sumerge en lo sensorial y lo metafísico antes que en la narración convencional. No es Zama una película de estructura lineal ni ortodoxa. Es una invitación a los sentidos, una película que inunda, desborda en más de una acepción. La directora de La ciénaga no traslada la novela homónima de Antonio Di Benedetto, ni la adapta, sino que la (re)interpreta a su gusto”, dice Pablo O. Scholz en Clarín.

“El impresionante diseño sonoro concebido por Martel junto a su especialista Guido Berenblum va en la misma dirección de sentido. Por un lado hay una sensualidad, incluso una concupiscencia en los sonidos que provienen de la naturaleza que parecen poner en acción una incesante circulación del deseo. No sólo en el reprimido Zama sino también en las mujeres de ese paraje remoto, que paradójicamente son las más libres y desprejuiciadas: fuman tremendos puros, se bañan desnudas a la vera del río, disfrutan en su piel del barro y del sol y se consiguen sus amantes (ninguno de ellos Zama, por cierto). Los diálogos también se cruzan, se superponen en distintos planos sonoros: el presumido monólogo del gobernador (Daniel Veronese) de pronto se va apagando y lo sustituye la distraída reflexión interior del lacayo que lo apantalla. ¿Es acaso Zama quien imagina esa digresión? ¿No podría ser en todo caso también la suya? Como en la novela, la película de Martel se hace cargo del desasosiego del protagonista, pero lo exaspera en los tramos finales, cuando Zama, cansado ya de esperar un traslado que jamás llega, se enrola voluntariamente en una patrulla punitiva contra un bandolero brasileño, una suerte de cangaçeiro cuya leyenda supera en mucho su dimensión real. Allí queda claro que Zama ya no espera nada –un barco, una carta, la paga– sino que finalmente decide ir al encuentro de su destino, en las antípodas de la civilización, un poco a la manera del Kurtz de Joseph Conrad, aunque de una estatura mucho más pequeña, más modesta, más triste. El grisor de su entorno inicial cambia por el exuberante verde esperanza de la selva virgen. Mutilado, agónico, a Zama no le queda más que mirar, por una vez, hacia adelante. Se dirige hacia lo desconocido, hacia sí mismo”, explica Luciano Monteagudo para Página 12.

“Estamos en territorio americano y aquí lo sensorial es un festín: los sonidos se amplifican, el agua suena, los animales parecen hablar, los cuerpos y el paisaje se dejan admirar por una lente que es todo virtuosismo. Es que los fotogramas de Zama son de una belleza plástica inaudita. Que Martel se iba a meter en problemas al proponerse filmar la monumental novela del mendocino, podía sospecharse. Que iba a salir empardada, o casi, de este desafío pocos se atrevían a soñarlo”, escribe Jimena Néspolo en Clarín.



Ficha técnica: Zama (Argentina-Brasil-España / 2017) Dirección: Lucrecia Martel / Guión: Lucrecia Martel / Fotografía: Rui Poças / Elenco: Daniel Giménez Cacho, Lola Dueñas, Matheus Nachtergaele, Juan Minujín / Distribuidora: Buena Vista International / Duración: 114 minutos / Calificación: Apta para mayores de 13 años con reservas / Nuestra opinión: excelente

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