Entre besos y reverencias: conocé la historia de la estatua viviente de la peatonal

Diego Gonzaléz es un artista callejero que llegó desde Córdoba y todos los días regala su arte en las calles salteñas.

23 Nov 2017
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Foto LA GACETA

Diego González llegó a Salta desde Villa General Belgrano en Córdoba hace unos diez días más o menos. Todas las tardes se ubica sobre peatonal Alberdi y Caseros ya no con su ropa habitual, sino con una armadura y telas doradas que lo convierten en una estatua viviente.

Cuando llega a su lugar de trabajo, busca un sitio para cambiarse que no esté a la vista de todos. Él cree que si lo ven transformándose “la magia se pierde”, sobre todo la ilusión de los más chicos.

Lo que Diego lleva al hombro todos los días para preparse no es más que dos bolsos con su traje dorado y un cajón de gaseosas hueco que sirve de taburete y al mismo tiempo de “ropero” en el que mete todas sus pertenencias.

El traje del artista callejero es de un “guerrero de la época antigua” pero que usa pantalón, “porque los guerreros usaban una falda” dice. Tampoco porta armas por que no le gusta fomentar la violencia. En cambio reparte besos, reverencias y corazones con las formas de las manos a la gente que colabora con una moneda.

Trabajar en la calle es un medio de vida para el joven cordobés que considera un arte lo que hace. “Me dedico al arte porque me gusta y es mi medio de vida. De esto vivo” sostiene.

Mientras Diego se cambia cuenta que va de provincia en provincia cuando lo cree conveniente. Por ejemplo llegó desde Córdoba porque allá no lo dejaban “trabajar” tranquilo. Sin embargo Salta no escapa a la persecución de los artistas que se manifiestan artísticamente en la calle. “Acá en la cuidad de Salta lamentablemente los funcionarios utilizan a la policía para sacar a los artistas de la calle” expresó el artista.

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