Amistad, improvisación e identidad musical se unen en "Guitarra, bombo y violín"

No recuerdan bien cuando se conocieron porque en realidad son amigos de toda la vida. “Cuando éramos niños los tres solíamos dormir en la silla de algún antro jazzero donde tocaban nuestros padres”, cuenta Javier Casalla. La música une, desde siempre, al violinista con la percusionista y compositora Mariana Baraj y con la multiintrumentista Barbarita Palacios.

Sus papás los juntaron y ellos eligieron seguir unidos. Y aunque cada uno tiene su carrera artística siempre buscan la forma de encontrarse. “Guitarra, bombo y violín” es el nombre del espectáculo que presentarán este domingo, a las 21, en El Teatrino –Aniceto Latorre y Alvear-.

“Guitarra, bombo y violín” invita a espiar lo que sucede en los encuentros de estos tres músicos, que disfrutan de compartir sus composiciones, de escuchar la opinión del otro y sacar nuevas versiones.

“El show está basado en hacer reversiones de las composiciones que tiene cada uno. Además vamos a sumar clásicos del folclore. La idea es, a través de diferentes momentos, abordar la música con un carácter de improvisación”, le anticipó Mariana Baraj a LA GACETA.

La artista ganadora del Premio Gardel por su álbum de música infantil “Churo” enfatizó además que su proceso de trabajo junto a Javi y Barbarita tiene que ver con soltar la canción. “En ese movimiento radica el encanto y el desafío porque no sabemos dónde puede desembocar la canción. La idea es no atarse a lo que cada uno lo tiene, que es lo que le funciona y que le es seguro. Es salir de la zona de confort”, destaca. “Queremos mostrar lo que nos une de la música”, agrega Javi.

Mariana y Babarita grabaron juntas en el disco del músico Lucas Martí, y junto a la cantante Charo Bogarín presentaron el espectáculo “Trenzadas” en diferentes escenarios. Javier, actual violinista de Bajofondo, participó en el primer disco de Barbarita y juntos están trabajando en el segundo material de la compositora y en el proyecto solista de Gustavo Santolalla. Por su parte, Mariana y Javier siempre se encuentran en sus giras por el mundo.

“La búsqueda que nos une va más allá de la estética y tiene que ver con algo más profundo que es la identidad”, recalca Palacios, quien además describe a este proyecto como una “aventura” de amigos.

“Mostramos de dónde venimos cada uno de nosotros puntualmente. Pero de ahí la lupa se empieza a agrandar al país que pertenecemos, a las zonas del país que más nos han vibrado a cada uno, y en el continente para terminar en un mundo y un universo. Somos tres artistas con muchos puntos en común y muchas diferencias, entonces lo que cada uno le pueda aportar al otro es importante. Es un ejercicio interesante dejarse influenciar y pintar el lienzo con otro artista al que uno admira”, finalizó Javier.