Escuchas telefónicas fueron claves para impedir un millonario robo en Salta y desarticular una banda de tucumanos

Cuatro delincuentes fueron detenidos con armas de guerra y planos del local que pretendían robar en el centro de la ciudad.

14 Dic 2017
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FOTO POLICÍA DE SALTA

Las escuchas telefónicas al celular del “Tucumano Jaime” Pereyra fueron claves para desnudar su próximo golpe: un millonario robo a un reconocido frigorífico salteño. Pero sus tareas de inteligencia y seguimiento no le bastaban para cometerlo en soledad. Así fue que contactó a tres cómplices con peligrosos antecedentes delictivos que llegaron a la provincia el domingo a la noche.

El robo estaba planeado hacía tiempo. De hecho, el comisario Diego Bustos, a cargo de la División Delitos contra la Propiedad, detalló a LA GACETA que Pereyra conocía con precisión el plano del inmueble donde pretendía dar el golpe, los horarios de atención a clientes y dónde se guardaba la recaudación.

Cumple en Salta una condena de ocho años por robo calificado, en la Unidad Carcelaria N°7, a un costado de la ruta 26, en la zona sudeste de la Capital. Sin embargo gozaba de privilegios. “Salía con el beneficio de trabajar, firmaba la planilla y cuando podía de escapaba. Marcaba el lugar donde robaría y hasta tenía planos de cómo hacerlo”, agregó el comisario Emilio Albornoz, director de la Dirección de Investigaciones.

La Policía de Salta tenía conocimiento hacía 10 días lo que planeaba Pereyra y sus cómplices que tienen pedido de captura. Dos de ellos se escaparon desde las cárceles de Jujuy y Villa Urquiza y junto a otro más llegaron a Salta el domingo por la noche. Desde la fuerza aseguraron que los delincuentes tienen un peligroso prontuario. Incluso al “Tucumano Jaime” se le adjudican más de 40 episodios en la vecina provincia de Tucumán.

Las pistas llevaron a los investigadores hasta un hotel ubicado en el macrocentro salteño, en la calle J. A. Fernández donde los tres cómplices de Pereyra se alojaron. Fueron interceptados y detenidos el martes a la noche. Allí les secuestraron cuatro armas de guerra: 2 bersa -una de ellas con un cargador para 27 balas-, una pistola Colt 1125 y una de 40mm, todas obtenidas en el “mercado negro”.


“Fue clave la detención de la banda para evitar el robo y más aún teniendo en cuenta su peligrosidad por los antecedentes y las armas de guerra que portaban”, comentó Bustos y agregó que no se descarta que hayan tenido más robos planificados, además del frigorífico de la avenida Belgrano y Siria.

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