Aguas peligrosas: 23 personas murieron ahogadas en ríos y diques de Salta este año

El calor aprieta y los espacios son visitados por miles de familias que buscan refrescarse, exponiéndose al peligro de sumergirse o ser arrastradas por la corriente.

22 Dic 2017
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PREOCUPANTE. Veintidos personas fallecieron ahogadas en los ríos y diques de Salta durante el año.

El calor aprieta y la temporada de calor se siente con máximas que superan los 30°. Cada fin de semana, salteños y turistas empiezan a copar ríos, cauces y diques dejando su suerte al descubierto y exponiéndose a un enemigo silencioso: el agua. Este año, 23 personas murieron ahogadas.

El domingo cuatro mujeres se salvaron de ser arrastradas por la crecida del río Vaqueros. El agua las tomó por sorpresa cuando disfrutaban de un día de calor al aire libre. En pocos minutos, el cielo se nubló y cayó una tormenta que pudo haber ocasionado una tragedia de no ser por un corajudo baqueano salió a su rescate. Orlando Sarapura se subió al caballo y realizó ocho viajes para salvarlas. El reporte de la Policía de la Provincia indicó que ese mismo día, en San Luis, una familia casi fue arrastrada por el agua cuando pasaba el día en un río cercano a la autopista Circunvalación Oeste. Luego de haber sido rescatada temía que la crecida del río se llevara el auto que estaba estacionado en el borde. El agua ya había entrado en contacto con las ruedas del Renault 4 rojo. Por otro milagro, no lo perdieron todo.

La preocupación crece porque en la víspera de la temporada de verano -cuando las familias se vuelcan masivamente a los ríos de Salta- ya hubo cinco personas que murieron ahogadas cuando habían ido a refrescarse o bien a pescar durante las últimas semanas.

Los casos


Después de 15 días de intensa búsqueda, el 5 de noviembre encontraron el cuerpo de un adolescente de 13 años que se ahogó en el río Bermejo cuando el 21 de octubre fue a bañarse junto a tres amigos. Héctor Portillo fue arrastrado 15 kilómetros por la corriente de agua. 

Si bien no fue en un río o dique, solo cuatro días después de ese caso se registró la muerte de un adolescente que con dos compañeros fue a bañarse en los piletones de la empresa Aguas del Norte, en la Quebrada de San Lorenzo. La muerte registró un antecedente de la falta de seguridad en el lugar y el peligro al que se expusieron los estudiantes de la escuela técnica Gurruchaga.

La tragedia continuó el 21 de noviembre cuando la División Lacustre y Fluvial de la Policía halló el cuerpo de un pescador de 68 años que se sumergió en el río Bermejo un día antes.

El miércoles 13 de diciembre cuando la Policía halló a Ramón Silveiro Tolaba, un pescador que era intensamente buscado desde cuando se tiró al dique Cabra Corral para rescatar a un niño que se ahogaba. Logró rescatar a su familiar, pero él no salió a flote y su cuerpo fue hallado a 200 metros, en la desembocadura del río Arenales. El último caso se registró antes de ayer. Un adolescente de 16 años murió ahogado en el río Juramento. Su familia aseguró que el joven resbaló y cayó al espejo de agua. 

El agua, el enemigo silencioso


El agua se convierte en un enemigo silencioso porque el peligro crece ante la falta de guardavidas y controles sanitarios. La suerte de niños y familias enteras queda a la deriva del clima en situaciones de riesgo extremo porque no hay guardavidas que velen por la salud de los concurrentes.

“El problema de los ríos de Salta es su carácter estacional. Durante buena parte del año no tienen agua, pero en la temporada estival crecen en pocos y se ponen caudalosos”, advirtió Nicolás Kripper, subsecretario de Prevención y Emergencias de la Municipalidad, en diálogo con LA GACETA, haciendo referencia también a los casos del último fin de semana.

El funcionario consideró que uno de los mayores problemas es que “las familias no evalúan el peligro de los ríos. Suelen ingresar sin antes evaluar su profundidad. Hay falta de prevención”, contó.

La concurrencia es masiva y más aún cuando se aproxima el verano, las vacaciones y los días de calor agobiante. Son una invitación por sus cercanías a los diferentes barrios de la capital y municipios aledaños, además porque su ingreso es libre y gratuito. Pero según Kripper, los veraneantes no toman magnitud del peligro al que se exponen y alienta a concurrir a lugares seguros como balnearios y campings.

“Lo que siempre sugerimos es que se disfrute de lugares seguros. Los balnearios municipales ya están habilitados con guardavidas capacitados en técnicas de primeros auxilios, reanimación, la Policía brinda seguridad, hay espacio para carpas y disfrutar de una comida”, dijo acerca de los espacios especialmente acondicionados para recibir a grupos masivos de personas.

“Los diques no son piletas de natación y los ríos son peligrosos”


Así lo aseguró el comisario Adrián Fernando Sánchez Rosado, a cargo de la División Lacustre y Fluvial de la Policía de la Provincia, quién participó de varios de los operativos de rescate.

“Este año ya tuvimos 22 personas que murieron ahogadas en los diques y ríos de salta”, relató y aseguró que es una realidad que está llamando la atención en la fuerza porque los números superan los registrados años anteriores.

“Los diques no son piletas de natación y los ríos son peligros”, dijo en diálogo con LA GACETA y coincidió con Kripper sobre la peligrosidad que representan los ríos que tienen crecidas repentinas que arrastran personas y vehículos por la caída del agua desde las cuencas.

Cuidados y consejos antes y durante el ingreso al agua


No solo la corriente de agua puede representar un peligro para las familias, sino también la profundidad del espejo, la vestimenta y las condiciones meteorológicas.

Nicolás Kripper recomendó prestar especial atención al agua. “Cuando se va a ingresar a un río es importante considerar si es profundo para evitar accidentes”, dijo. Para esto es clave hacerlo en tierra firme para evitar resbalarse y caer al agua.

También es importante ingresar con calzado para evitar lesiones. “La corriente arrastra sedimentos con materiales que pueden pinchar o cortar a las personas”, señaló. Asimismo aconsejó permanecer a los costados de los ríos y prestar especial atención a los niños. Controlar que el agua sea de color cristalino, que está limpia.

Pero las condiciones meteorológicas suelen cambiar y después de altas temperaturas llegan lluvias y tormentas. “En caso de registrarse actividad eléctrica, se recomienda salir de forma inmediata del agua, evitar refugiarse debajo de árboles, techos de chapa y rejas. Los autos son un buen refugio porque los cauchos son aislantes de la energía”, concluyó.

A estos consejos, Sánchez Rosado pidió conciencia a las familias que visiten ríos y diques. “Es necesario que lo hagan con salvavidas para evitar sumergirse y tener recaudos cuando el clima cambia y después de un día de mucho calor en pocos minutos llueve y el agua es abundante en los ríos”.



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