Así fue la escandalosa maniobra con la que Reynoso sobreseyó al testaferro de Castedo

El juez subrogante de Orán, Gustavo Montoya, decretó la nulidad del sobreseimiento de Eduardo “Pinto” Torino.

22 Dic 2017
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RAÚL REYNOSO, EDUARDO TORINO, DELFÍN CASTEDO

Con el estallido de las investigaciones sobre las sospechosas resoluciones del ex juez federal de Orán, Raúl Reynoso, que lo tienen detenido y enjuiciado bajo la imputación de pedir coimas para beneficiar a narcos, se destaparon una serie de irregularidades y una de ellas fue expuesta en un reciente fallo del juez que lo reemplaza en el norte, al que LA GACETA tuvo acceso.

Gustavo Montoya, juez subrogante en el Juzgado Federal de Orán decretó la nulidad de un fallo de Reynoso por “cosa juzgada írrita”, en el que sobreseyó de manera escandalosa a Eduardo “Pinto” Torino, el presunto testaferro del capo narco Delfín Reynaldo Castedo, quien estaba imputado por los delitos de encubrimiento por lavado de activos, asociación ilícita e infracción a la ley de narcotráfico.

El Ministerio Público Fiscal de Salta y la Procunar interpusieron la acción ante la medida adoptada en 2008 y luego confirmada en 2011 pese a los cuestionamientos de la Cámara Federal de Apelaciones de Salta.

El hecho central

A Torino se lo investigaba por, presuntamente, encubrir las maniobras ilícitas de Castedo y por contribuir con ellas en la compra de la finca del capo narco llamada “El Aybal” en 2006, operación que se concretó meses después del homicidio de Liliana Ledesma, por el cual Castedo está procesado como autor intelectual.

Según Montoya, para sobreseer a Torino, Reynoso no hizo una correcta valoración de las pruebas, no profundizó aquellas que lo comprometían y se basó, únicamente en las pruebas presentadas por la defensa.

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Reynoso misteriosamente entendió que no se determinó que Torino haya obrado ilícitamente ya que es un mero corredor inmobiliario y que en la operación de venta de El Aybal -en la que compró a nombre de la firma Anzere S.A.- usó dinero de esta firma y que ello surge de los informes de la Unidad de Información Financiera (UIF).

Sin embargo, Montoya resaltó que del informe de la UIF surgen con certeza que no consta que Torino haya utilizado dinero de Anzere S.A. y que “resulta llamativo el gran número de inmuebles sobre los que Eduardo Torino es titular en distintos porcentajes”. A su vez, la Dirección Regional Aduanera Salta mostró su sorpresa por el incremento patrimonial de Torino teniendo en cuenta sus ingresos.

La defensa no demostró cómo obtuvo los fondos para abonar la finca por lo que Montoya consideró “absurdo aceptar sin reparos los dichos del imputado, puesto que no puede uno menos que preguntarse frente a la importancia de la operatoria, en qué precio se tasó el campo, a qué valor ascendía el costo de la hectárea en la zona, si se pidió un certificado de dominio, si Torino mantuvo conversaciones con las partes” y que de eso nada se hizo ni se probó.

La finca “El Aybal”, junto a otra propiedad de Castedo, “El Pajeal”, están ubicadas en Salvador Mazza, en el límite exacto con Bolivia, por lo que la Fiscalía da por hecho que era el lugar por donde Castedo hacía ingresar la cocaína proveniente del vecino país para luego traficarla. Incluso fueron embargadas semanas atrás por la Justicia Federal de Lomas de Zamora en una de las causas de narcotráfico a Europa más grandes de la historia judicial del país, conocida como “Carbón Blanco”, en la que Castedo fue procesado.

Una compra económicamente sospechosa

Los números tampoco cierran. El juez subrogante expresó en su fallo la incongruencia de Reynoso de no investigar por qué Delfín Castedo accedió, sin más, a transmitir el dominio mediante escritura pública, por una mínima suma inicial de 300.000 pesos sobre un valor total de 1.800.000 peso, siendo aún más alarmante que –tal como surge del estado de informe de dominio- ninguna de las partes (Anzere S.A y Castedo)  se hayan reclamado, en casi diez años, el cumplimiento de prestación alguna como la de exigir el predio desocupado o la cancelación del saldo de precio impago, o en su defecto la restitución de la entrega dineraria inicial, en el contexto de un país afectado por la inflación.


Además, ninguna de las operaciones comerciales de transferencia de inmuebles estuvo bancarizada, de forma tal de dotarlas de transparencia y legalidad. La hipótesis fiscal, acompañada por la Justicia es que la operación fue simulada, en pos de seguir siendo Castedo su verdadero dueño material.

Para colmo, la Red Iberoamericana de Fiscales Antidrogas informó que la empresa Anzere, representada por Andrés De Sima López, figuraba en la investigación conocida como “Panamá Papers” y que fue disuelta de oficio por el Banco Central del Uruguay (país donde estaba radicada) por no actualizar información relacionada a sus directores.

En la operatoria, también fue sospechoso que De Sima López haya entregado 130.000 dólares a Torino, de quien dijo en su indagatoria que vio solo una vez, años atrás, en Uruguay.

Castedo y Torino mintieron

Torino y Castedo decían conocerse muy poco, sin embargo en 2.006 el primero salió de garante del segundo para alquilar una propiedad en la Ciudad de Salta, lo cual denota de por sí la preexistencia de confianza mutua.

Reynoso sostuvo que de las intervenciones telefónicas realizadas no llegan a establecer la participación de Torino en los delitos investigados a Castedo pero lo hace sin dar mayores explicaciones.

Para ello, el ex juez habría optado por no analizar la importante cantidad de escuchas que hay entre Castedo y su presunto testaferro, sino simplemente limitarse a invocarlas.

Entre ambos se registra abundantes diálogos que vinculan a Torino con los hechos delictuosos que se le endilgan. Así, según consta en el expediente, surgieron conferencias donde intervenía una persona de sexo masculino a la que Delfín Castedo llamaba “Pinto” o “Dr. Pinto” y que luego de trabajos de campos ordenados por el Magistrado se pudo saber que se trataba de Eduardo Torino.

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De dichas intervenciones telefónicas se desprende que Castedo, aún prófugo, le daba instrucciones respecto al manejo y administración de la finca “El Aybal” y que Torino lo anoticiaba de actos vinculados al predio.

El apuro de Reynoso

Otro dato saliente para los fiscales y el juez es la velocidad con la que Reynoso sobreseyó de forma definitiva a Torino luego de indagarlo el 16 de abril de 2008, resolviendo su sobreseimiento el 7 de marzo de 2009.

Esa resolución fue revocada por la Alzada el 29 de julio de 2010 pero, finalmente, el 18 de mayo de 2011, Reynoso dictó un nuevo auto de sobreseimiento definitivo a favor de Torino. Es decir que en menos de un año de tomarle indagatoria lo sobreseyó –sin escala en una falta de mérito- y luego de que Alzada revocara su decisión, a los diez meses lo vuelve a sobreseer de manera definitiva, siempre hablando de una causa compleja y con varios procesados por graves delitos haciéndolo en tiempo récord para lo que es normal en la Justicia Federal.

En ese sentido, se recuerda también el especial tratamiento dispensado por Reynoso al coimputado Delfín Castedo, a quien le aseguró su libertad ambulatoria con una simulación de audiencia indagatoria en la que se falsificó la firma del acusado. Existe una causa por ello, sobre la falsedad ideológica de su declaración en la que una pericia determinó que la firma no era suya. Por todo ello, también se investiga el pago de coimas de Castedo a Reynoso.


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