La esposa de un tripulante del ARA San Juan contó cómo fue la Navidad con su hijo y sin su compañero

Sergio Cuellar era el encargado de ponerle fiesta a la Navidad, pero esta vez solo hubo una silla vacía y tristeza, relató su esposa Laura Alancay.

25 Dic 2017
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Sergio, Laura y Bruno. Foto familiar

Sin música, sin baile y sin el plato favorito de su esposo. Fue la fiesta más dura que tuvo que pasar Laura Alancay, la esposa de Sergio Cuellar, uno de los tripulantes salteños del submarino Ara San Juan.

"Faltó todo", dijo la mujer en una entrevista al diario Clarín. Desde Mar del Plata contó todo lo que hizo, y hasta lo que no pudo hacer, por su hijo de seis años, Bruno. "Desde los primeros días de diciembre ya ni le hablaba de las Fiestas. Tenía miedo de que preguntara por su papá. Ni siquiera armé el arbolito, pese a que me lo pidió. Quería protegerlo de la tristeza. Estos festejos al padre le encantaban", dijo.

"Todos estuvimos tranquilos para que él no notara nada. En la mesa no se habló del submarino. Pero no era como se dice: 'él estaba ahí'. No. Realmente había una silla vacía. La misma que va a estar vacía en Año Nuevo y en las próximas Navidades. Fue muy muy triste", detalló Laura, quien durante la Nochebuena se mantuvo enérgica frente a su hijo, pero al momento de ir a su cuarto no contuvo las lágrimas. "Ahí fue cuando empecé a llorar. No tenía que ser fuerte por mi hijo", recordó.

También contó que a través de un grupo de Whatsapp se mantiene en contacto con la mayoría de las esposas de los 44 tripulantes. Así decidieron hacer una remera con una frase que recuerde a sus "héroes", la misma que Bruno usó durante esta fiesta.

Dijo que su hijo mucho no comprende qué es un submarino, pero ella recortó en cartón la forma de ese navío cuatro veces y esas figuras las ató a los extremos de las cintas de cuatro globos con helio.

“Le escribí los nombres de todos los tripulantes y, después de las 12, le pedí a mi hijo que los soltara en el patio de lo de mis padres. Fue muy emocionante", dijo. Allí, en la casa de sus abuelos, Bruno tuvo árbol de Navidad y su regalo de Papá Noel.


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