Desastre ecológico: encontraron a 34 cóndores y un puma muertos

Las especies fueron encontradas en Mendoza, aparentemente fueron envenenados con agrotóxicos.

22 Ene 2018
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En Malargüe, en el sur de Mendoza, un trágico hallazgo generó gran conmoción: 34 cóndores, un puma y animales de corral fueron encontrados muertos, aparentemente por envenenamiento.

Personas que hacían trekking en la zona descubrieron este desastre ecológico y alertaron de la situación a las autoridades de la Secretaría de Ambiente y a la fundación BioAndina, que se especializa en la protección del cóndor. 

Según indicó el medio digital Medoza Post, se trata de un hecho sin precedentes por el impacto que tiene para esa especie protegida de la región. Sería el caso de mayor mortandad de cóndores registrado, explicaron los especialistas.

A casi 3.000 metros de altitud fueron encontrados muertos los ejemplares; todos estaban amontonados y parcialmente quemados. A pesar del deterioro de los animales, se identificaron 20 machos y 14 hembras cóndores (30 adultos, un sub adulto, dos juveniles y uno sin definir). Además de las aves, también se hallaron un puma muerto, cabras y ovejas).


Los especialistas presumen que se trata de un caso de envenenamiento. Como parte de la investigación se realizaron las necropsias, rayos X y se derivaron muestras para estudios toxicológicos a Buenos Aires.

La situación generó gran conmoción entre las autoridades ambientales y proteccionistas. Según explicaron al diario Los Andes, una ilegal y peligrosa práctica instalada entre los puesteros de la zona podría ser causante de estas muertes (sobre todos aquellos que viven de la producción ganadera). 

Cuando un depredador -puma o zorro- mata a uno de sus animales, los criadores envenenan los restos del cadáver que estas especies dejan apartadas para continuar comiéndose los días siguientes. “Generalmente estas personas utilizan carbofurán, que es un agrotóxico”, dijo el jefe del departamento de Fauna de Mendoza, Adrián Gorrindo.

De esta manera, cuando los carnívoros regresan y continúan saciando su hambre, ingieren el veneno con que fue rociada su presa, y mueren. “Es una práctica que se usa mucho. Pero pone en riesgo también a las especies carroñeras, que se alimentan con los restos que dejan los depredadores. Y aquí entra en escena el cóndor”, agregó Gorrindo, quien además dijo que la mencionada práctica también pone en riesgo a otras especies y al propio ser humano con la contaminación del suelo y del agua.


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