¿Por qué no hay grandes futbolistas salteños?

Aunque muchos lo intentan, son muy pocos los que logran hacer una carrera profesional. Los clubes solo se preocupan por primera y la competencia no alcanza.

14 Dic 2014
Cientos de miles de jóvenes salteños sueñan con ser futbolistas, con llegar a primera, con jugar en un grande, lograr una transferencia al exterior y hasta con vestir la camiseta nacional. Sin embargo, son muy pocos los que pueden jactarse de haber hecho una carrera que, por lo menos, los haya llevado a la primera división.

LA GACETA consultó a diferentes actores del mundo del fútbol y todos coincidieron en que las razones fundamentales del poco éxito del deportista salteño son la falta de inversión por parte de los clubes en las divisiones inferiores y la poca competencia, limitada exclusivamente a partidos entre los equipos de la ciudad.

La falta de inversión como causa principal

“En la parte formativa de los jóvenes jugadores se deterioró mucho la inversión institucional, los clubes no apuestan por los chicos y así no pueden surgir desarrollarse futbolistas”, dice Ignacio García Bes, de amplia trayectoria como entrenador juvenil y actualmente al frente del seleccionado salteño sub 17.


Ignacio agrega que los dirigentes del fútbol “no tienen claro un paradigma de proyecto”, lo que termina por desaprovechar las cualidades de los salteños porque, para Nacho, “materia prima siempre hay”.

Sergio Plaza es un símbolo del futbolista profesional que logró trascender y hacer una carrera con varios años en primera división y  hasta una experiencia europea. Según él, “los clubes invierten poco y eso obliga a que ahora los chicos tengan que pagar una cuota mensual para jugar, cosa que en mi época –hace menos de 20 años- no sucedía”.

“A los profesores se les paga una miseria y carecen de elementos como pelotas o conos”, agrega el actual Secretario de Deportes de la Provincia que concluye: “no se apuesta a futuro y los chicos no tienen motivación para seguir”.

José Muratore, presidente de Juventud Antoniana, aporta la visión dirigencial: “siempre faltó inversión, el problema es que el presupuesto no da, por eso nosotros tuvimos que destinar un sponsor exclusivamente a inferiores y recurrir al aporte de los padres”, cuenta para explicar cómo el club solventó los $50.000 que costó el viaje para que el sub 13 pueda ir a jugar a Mendoza.

“No estoy de acuerdo con eso pero no nos quedó otra opción, el costo económico es muy grande”, cierra Pepe.

Las razones de la falta de inversión

La situación económica de los clubes salteños –como la de la gran mayoría de las instituciones de todo el país- es apremiante. Deudas que llevan años sin poder pagarse y que los intereses las hacen cada vez más grandes y el gigantesco costo que implica armar un plantel profesional competitivo atentan contra la posibilidad de destinar dinero a las categorías juveniles.

“Todos los clubes grandes sufrimos las presiones de la gente de tener equipos profesionales que consigan resultados positivos”, confiesa Muratore, asumiendo que ello implica contratar jugadores de categoría cuyos salarios son altísimos, aunque la mayoría de las veces tampoco garantiza nada.


Sergio Plaza sabe que “armar un plantel competitivo con aspiraciones de ascenso es muy caro y los clubes no tienen plata”. Aclara que, si bien el dinero que el Estado aporta a los clubes no está destinado exclusivamente a los gastos de la primera división, “es inevitable” que se utilice para ello.

En un mismo tono se refiere García Bes: “los dirigentes están condicionados por los resultados de la primera y, llamativamente, por lo que dice la prensa, un fenómeno que se da en Salta”.

La competencia local no es suficiente

Otro factor unánimemente considerado como una de las causas de la poca generación de futbolistas en Salta es la poca competencia que tienen las juveniles. Limitada, salvo excepcionalmente, al torneo organizado por la Liga Salteña de fútbol, todos coinciden en que lo ideal sería poder jugar frecuentemente contra equipos de otras provincias.

“Falta competencia para los chicos, juegan siempre entre los mismos equipos, estaría bueno hacer algo similar a lo que sucede en el rugby y jugar torneos zonales con Tucumán por ejemplo”, afirma el Secretario de Deportes que agrega tener pensados “algunos proyectos en ese sentido”.

José Muratore coincide en este aspecto y por eso destaca el valor que tiene que su institución haya podido participar del campeonato sub 13 que se realizó en Mendoza, como parte del esfuerzo de su comisión directiva.

La odisea de probar suerte en otra provincia

Siempre apareció como la solución más potable la de viajar a Buenos Aires, Córdoba o Santa Fe para someterse a una prueba en algún club importante del país, con la idea de ser fichado y hacer inferiores. Ello implica un gran sacrificio, sobre todo para los jóvenes del interior, que deben soportar vivir lejos de sus familiares y amigos, acostumbrarse a una vida exigente y armarse de valentía y perseverancia.

“Irse afuera depende de las ganas de crecer de cada uno pero les cuesta mucho, lo ideal sería que puedan hacer carrera desde acá”, opina Nacho García Bes, conocedor de muchos casos de chicos que se vuelven porque extrañan o porque no logran adaptarse.


Según Plaza, probar en otra ciudad “es una lotería”. “Hay muchos casos de chicos que se fueron y que volvieron tarde o temprano y hay algunos casos de chicos que lograron llegar, pero eso depende muchos factores” agrega.

Las esperanzas salteñas de hoy

Pese a este panorama poco alentador, hay casos que invitan a creer que llegar a primera es posible, aunque con una característica particular, muchos de ellos provienen del interior de la provincia.

De los potreros de Tartagal surgieron Matías Pérez García y Javier Mendoza. Mientras el primero hoy se desempeña en el San José Earthquakes de Estados Unidos –luego de un exitoso paso por Tigre y All Boys en primera división-, el segundo está haciendo sus primeros pasos en la primera de Gimnasia y Esgrima de La Plata.

Walter Busse nació en Güemes, tuvo un paso destacado por Gimnasia y Esgrima de Jujuy y por Juventud que lo llevó a ser contratado por Independiente, donde jugó durante dos años. Luego de pasar por Huracán y tras algunas lesiones, hoy juega en el Manta de Ecuador.

Hace poco conocimos el caso de Rodrigo Tapia, el joven de 20 años que jugaba en Independiente de Hipólito Yrigoyen y que acaba de ser contratado por San Lorenzo de Almagro.


Más conocidos son los casos de los jugadores de la capital. Esteban Burgos e Ivo Cháves jugaron varios años en Gimnasia y Tiro y ambos fueron adquiridos por un conocido representante de jugadores y llevados a Talleres de Córdoba. Mientras Ivo permanece en la “T”, Esteban se recupera de una grave lesión ligamentaria en su rodilla, que sufrió justo cuando se afianzaba como marcador central titular de Godoy Cruz de Mendoza.

Quizá las esperanzas más grandes estén depositadas en Bruno Vides, el muchacho surgido de Juventud que con 17 años fue fichado por Lanús, donde fue goleador de las inferiores e integró las selecciones nacionales juveniles sub 18 y 20. Con algunas oportunidades no del todo aprovechadas en el equipo dirigido por Guillermo Barros Schelotto, hoy junta experiencia en el Deportes Copiapó de Chile.

Si nos comparamos con Tucumán, los vecinos del sur pueden jactarse de haber generado históricamente mayor cantidad de jugadores y de tener, actualmente, figuras relevantes. Cabe citar por caso a Roberto Pereyra, surgido de River Plate y hoy con muchos minutos en la Juventus -bicampeón de Italia- y convocado por Gerardo Martino a la Selección. A él habría que sumarle a Joaquín Correa, el habilidoso volante de Estudiantes de La Plata –por quién habrían ofrecido ocho millones de dólares desde Europa- y Matías Kranevitter, el volante central titular de River, de un futuro prometedor.

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