La actriz Jennifer Lawrence, fue protagonista -otra vez- de un "blooper" en los premios Oscar.
La intérprete, una chica "común" y "popular" obtuvo su galardón en 2013 por su actuación en El lado luminoso de la vida y, al subir al escenario para recibir la estatuilla, se tropezó y debió ser asistida por Hugh Jackman. Un año más tarde, cuando volvió a ser nominada como mejor actriz de reparto por Escándalo americano, se volvió a tropezar, esta vez en la red carpet, y cayó al piso. "Creo que no hay lugar al que vaya en donde no me caiga", confesó según La Nación.
En esta oportunidad, se la vio a la actriz, cruzarse entre las butacas del Teatro Dolby, como si fuese una vecina más, sosteniendo una copa de vino blanco ¿Qué te pareció su actitud?