En una jarra hay que batir una historia épica, con un poco de leyenda, algo de hechicería, un ambiente oscuro y hostil y un legado heroico que pasa de generación a generación. El resultado es “El séptimo hijo”, la película basada en el exitoso libro de Joseph Delaney “El aprendiz del espectro”, que pasó a la pantalla grande con la dirección del ruso Sergey Bodrov y las actuaciones estelares de los consagrados Jeff Bridges y Julianne Moore, más el joven Ben Barnes.

La producción demoró tres años para llegar a su estreno, luego de varias reediciones. La permanente lucha entre el bien y el mal se presenta nuevamente en escenarios fantásticos. Bridges personifica a un guerrero que inicia un viaje para encontrar al elegido de una profecía, que tiene poderes sobrenaturales.

Es un séptimo hijo adolescente (su padre también es séptimo hijo) que ignora lo que el destino le tiene deparado y vive una existencia tranquila en el campo. La contrafigura a destruir es una reina macabra y vengativa (Moore), quien tiene control sobre un temible ejército de seres deformes y malvados. El coctel está servido para un filme veraniego, y en los estudios ya comenzó a hablarse de una secuela.