El juicio en el que juzga a Santiago Zambrani como principal acusado del femicidio de Paola Álvarez se encuentra en su recta final. El lunes culminó la etapa en que los testigos prestan declaración y el jueves 2 de mayo comenzarán los alegatos.
Amelia Inés Huergo y Alfredo Francisco Zambrani están acusados de ser partícipes secundarios del delito de homicidio doblemente calificado.
Los testimonios científicos comprometieron aún más al principal acusado. En la última jornada, un oficial integrante de la División Homicidios se refirió al análisis de la extracción realizada en el teléfono celular de Santiago Zambrani y con una proyección se refirió a sus comunicaciones telefónicas, de mensajería, en Facebook, Messenger y las búsquedas que realizó en forma previa a la desaparición de la joven.
El dato no es menor: una de las búsquedas realizadas por el acusada estaba relacionada a unas pastillas que podían servir para dormir a una persona.
Antes prestaron declaración una licenciada en Psicología perteneciente al CIF, que realizó estudios sobre la víctima y el acusado; testificó una oficial licenciada en Letras que realizó un análisis del discurso de las búsquedas realizadas por el imputado.
Antes de eso, la semana pasada, una especialista en psiquiatría marcó rasgos comprometedores, no sólo en Zambrani, sino también en Amalia Huergo, su madre.
Santiago Zambrani durante una de las audiencias del juicio. Foto de archivo
La profesional sostuvo que Huergo tiene “rasgos manipuladores, tendencia a la mendacidad y discurso contradictorio”. Además señaló que la mujer tiene una tendencia a la dramatización.
El análisis continuó indicando que la madre de Zambrani “tiene personalidad psicopática” y que “revela impulsividad”. Por otro lado, apuntó que la mujer “tiene dificultad para establecer vínculos con su entorno y en relación a su grupo familiar, tienen una relación que es simbiótica con retroalimentación de ambas partes”.
Al hablar de Zambrani dijo que tiene “anestesia emocional, reticente a colaborar, personalidad psicopática narcisista”. Además esto se agrava por su consumo de alcohol y sustancias estupefacientes.
Antes del paso de los especialistas, los familiares, amigos y conocidos, tanto de la víctima como del acusado, hablaron de hechos de violencia y amenazas que dan cuenta de un enamoramiento insano, violento y no correspondido de Zambrani hacia Paola Álvarez. Una vez, según los testigos, le arrojó el celular por la ventana del auto. La joven recibió amenazas de muerte a su celular desde un número anónimo, semanas antes de la muerte. Para los testigos, el autor de esos mensajes fue Zambrani. La misma Paola le había dicho a sus conocidos que Zambrani quería ser algo más, pero ella lo había rechazado: sólo quería conservar su relación laboral.
La suerte de Zambrani parece echada. Él mismo se encargó de trazar esta sentencia, cuando público en su cuenta de facebook un texto con el que se despedía a una persona muerta, cuando todos todavía la buscaban viva: su cuerpo fue encontrado recién 103 días después de que desapareciera.
Es probable que también la madre Zambrani sea condenada. En la última jornada decidió romper el silencio y aceptó haberle prestado la camioneta a su hijo, en el día en que desapareció el cuerpo: la camioneta debe haber sido fundamental transportar el cuerpo hasta La Caldera, donde fue arrojado. Esta versión contradice sus propias declaraciones: ella había testificado, cuando aún se buscaba el cuerpo de Paola, que nunca había prestado esa camioneta. Esta contradicción probablemente le valga una condena como cómplice.