“Mirtha Legrand es Mirtha Legrand, con su estilo y sus opiniones que, aunque acuerdes o no con ella, marcó un estilo muy personal que le dio su sello a través de varias décadas”, opina Ronit Keter. La productora de espectáculos lleva décadas en esa actividad, tanto en el sector privado como en el público. “Marcela Tinayre condujo como otro programa de almuerzos diferente, que no se puede comparar a pesar de encabezar la misma mesa porque representa a otra generación en donde los temas, quizás tabúes para su progenitora, ella los aborda con más liviandad”, explica.
Sin embargo, para otro productor y actor, Benjamín Tannuré, Tinayre fue un digno reemplazo de su madre. “Se pudo ver muchas semejanzas en su forma de conducir, pero a la vez siento que le dio un aire más fresco y menos acartonado. Por momentos le jugaba a favor, pero a veces su modo franco y frontal sonaba a chocante; no dejaba de ser, como dice el leiv motiv, que su madre hace preguntas que el público quiere saber. Creo que en un futuro la posta será pasada de madre a hija, quizás inaugurando una tradición de conducción hereditaria”, dice.
César Jorrat está relacionado desde hace décadas también a la producción televisiva. Conoce tiempos y códigos de la pantalla chica. “Compararlas es muy difícil. Cada una tiene su estilo. Marcela es más fresca, más descontracturada, muy canchera y menos politizada; le cuesta un poco la publicidad no tradicional (PNT). Pienso que a la gente le gustó mucho el reemplazo”, asegura, y recordó que hace un tiempo la reemplazante fue Juanita Viale y que también le gusto. “Mirtha es de las personas más querida y admirada de la Televisión Argentina. Su estilo es único e inigualable”.
Catto Emmerich tiene gran experiencia como conductor. “Como trabajador de televisión trato de ver todo, aunque el tiempo obviamente me lo impide. Y si bien no es un programa de mi agrado, debo decir que Tinayre es mucho más agradable como conductora que su madre. Tiene más tolerancia con sus invitados, cosa que no se debería destacar pero es así. De todas maneras, y ampliando mi opinión sobre la televisión ‘porteña’, diría que el 90 % de sus programas son malos, chabacanos y faltos de inteligencia”, opina. “La señora Legrand ha dado muestras de intolerancia repetidamente amén de quejarse que todo está politizado mientras hace propaganda para un sector”, concluye.