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Una de cada tres parejas deja el tratamiento de fertilidad debido a la angustia y el estrés

El 56% de las mujeres y el 32% de los varones sufren angustia y depresión durante el proceso.
13 Dic 2019
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En un contexto informativo atravesado por Internet y las redes sociales, con frecuencia se busca sin asesoramiento información sobre salud, y las dificultades para lograr un embarazo no son la excepción. No obstante, desde la Asociación Civil Concebir remarcaron que no todo lo que circula es confiable y, justamente, acceder a conceptos claros, precisos y certeros ayuda enormemente a manejar la ansiedad, las expectativas y a sobrellevar mejor el proceso de la búsqueda del hijo.

“El manejo de las emociones es un punto crítico en el camino que recorren las personas a las que les cuesta concebir un hijo. Todavía hay mitos que erradicar y falta información, lo que hace que se desatiendan cuestiones esenciales como, por ejemplo, saber que la edad es uno de los factores más determinantes de las posibilidades de lograr un embarazo. Además, ante la realización de tratamientos, sin información clara, se pueden generar expectativas desmedidas y después la realidad puede ser dura”, explicó Gisela de Antón, presidenta de la Asociación Concebir.

Estudios recientes

La doctora Stella Lancuba, titular de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (Samer), informó que estudios recientes de la Universidad de California muestran que el 56% de las mujeres y el 32% de los hombres que hacen un tratamiento de fertilidad desarrollan depresión o angustia. En tanto, el 66% de los pacientes, de ambos sexos, presentan elevados niveles de ansiedad.

“Los sentimientos ante las dificultades para lograr un embarazo son similares -cuando un tratamiento fracasa- a la angustia, la depresión o el estrés que provoca el cáncer. Los pacientes son muy ansiosos en los tratamientos y el 93% que experimenta ansiedad no retiene las consignas y, en ocasiones, no cumple las pautas terapéuticas. Hoy sabemos que una de cada tres parejas en tratamiento de fertilidad asistida lo abandona por el estrés y la congoja emocional que este le produce”, agregó la especialista.

“La información clara y una buena relación con el equipo médico, encabezado por el especialista en fertilidad, ayuda a manejar las emociones y a avanzar en los tratamientos. También colabora con acortar la brecha que existe muchas veces entre las expectativas de los pacientes y la realidad”, subrayó Antón.

“Existe un amplio desconocimiento del potencial reproductivo y de lo que implica la reserva ovárica femenina en relación al resultado de un tratamiento. Muchos pacientes llegan tarde al consultorio, a los 38 o 40 años, cuando la función reproductiva de la mujer ya decreció significativamente. Entre los varones también hay mitos, a veces no tienen conciencia del impacto que algunas patologías pueden tener en el espermatozoide”, reconoció Lancuba.

En el país

En Argentina se realizan alrededor de 21.000 ciclos de fertilización asistida por año. Entre los tratamientos más comunes están la fertilización in vitro convencional, que consiste en la fecundación del óvulo por el espermatozoide de manera extra corpórea, y una segunda técnica denominada ICSI, en la que a los espermatozoides, en vez de colocarlos al lado del óvulo, se lo coloca dentro de este para facilitar el desarrollo embrionario.

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