Desde hace más de dos meses que el doctor Roberto Mezzetti lucha en primera línea en un hospital en la provincia de Bergamo, Italia, foco del Covid-19.
Una nueva forma de tratar a los pacientes parece haberles dado una solución: en su policlínico cerraron uno de los tres pabellones para los Covid-positivos, ya que no hay más urgencias, se vació la terapia intensiva y quedan los últimos pacientes internados.
Mezzetti contó a Infobae.com cómo fueron tratando a los enfermos. “En la zona donde trabajamos, en la que el Covid-19 nos sorprendió desarmados, nos quedó muy en claro desde el principio que el virus provocaba una respuesta inmunológica excesiva, una hiperinmunidad que generaba problemas en la coagulación de la sangre. El problema respiratorio era debido a una tromboembolia pulmonar. Entonces empezamos a utilizar heparina, un anticoagulante, como prevención y también en la etapa aguda de la enfermedad”, dijo.
Acotó: “Con respecto a la terapia para apagar la hiperinflamación, el único medicamento convalidado es la hidroxicloroquina, que se utiliza habitualmente para tratar la artritis reumatoidea y la malaria. Con los otros medicamentos que utilizamos, como los antivirales para el tratamiento del VIH, Ébola, no hay estudios estadísticos validados, no llegamos al ‘gold standard’ estamos estudiando, probando”.
“En Bérgamo están experimentando una terapia que está brindando óptimos resultados y que podría ser la cura para el coronavirus”, dijo Mezzetti.
“La mejor técnica que encontramos, con mejor respuesta, la más innovadora, con resultados muy satisfactorios, es la transfusión de plasma hiperinmune de pacientes infectados con síntomas leves y negativizados a pacientes infectados”, explica sobre el procedimiento.
Así funciona: El paciente positivo recibe una transfusión con anticuerpos que evitan que en su organismo se desate una respuesta hiperinmune. El plasma actúa como un antiviral y la consecuencia es que el virus se destruya.
La solución, según el doctor Mezzetti, llega del ser humano, no de los laboratorios, sino de la sangre del ser humano para curar a otros hombres y mujeres. No es una vacuna, es una cura que anula el virus.
El tiempo de experimentación es más o menos un mes y los médicos se basan solo en lo resultados obtenidos hasta ahora.