El autódromo de Salta, Martín Miguel de Güemes, fue inaugurado el 18 de agosto de 1974. A lo largo de casi 41 años fue el escenario de cientos de carreras dramáticas, para el recuerdo, con definiciones de película y otras polémicas. Pero 13 años de desinversión lo alejan del plano nacional -ser el escenario de las principales categorías- y parecen condenarlo al olvido.
La última gran obra que se realizó en el autódromo -además de la reinauguración del quincho, un par de temporadas atrás- fue en el 2.002 cuando la provincia destinó millones de pesos para ampliar su extensión de 3.409 metros, a 4.186; demoler boxes y mejorar las vías de escape. Había una convicción de posicionar al Martín Miguel de Güemes entre los principales escenarios del país para recibir al TC (Turismo Carretera), TC 2000, Top Race y TN (Turismo Nacional). Por esto, en el nuevo milenio, Salta estuvo presente en los calendarios nacionales de categorías de autos con techo.
El Autódromo era un espacio de disfrute de la velocidad y un punto de encuentro para compartir un fin de semana distinto, alejados de la ciudad, con amigos y la familia.
Los años pasaron, la cinta asfáltica empezó a desgastarse y el piso a ondularse. El alambrado olímpico cedió, los portones de acceso al predio se herrumbrieron, las malezas se adueñaron de las tribunas, y con ello el alejamiento de las categorías y el público fiel. La situación es más crítica porque ante la emergencia habitacional, en una de las curvas del trazado, familias construyeron sus casas usurpando el terreno del autódromo.
La última visita de una categoría de prestigio a nuestra provincia fue el Súper TC 2000, el 1 de noviembre del 2012. Para la ocasión se pintaron los pianos y se hicieron extensiones de pista sobre ellos. El autódromo no estaba apto para que se corriera la competencia. Las medidas de seguridad eran deficientes, faltaban neumáticos de contención para amortiguar los golpes de competidores y se tuvo que pedir ayuda al autódromo de las Termas de Río Hondo que colaboró con una inmensa pila de neumáticos para armar las defensas y se corra la carrera. Ese día asistieron 18.000 personas. El público respondió como cada vez que hubo una propuesta de un espectáculo de calidad.
"En cuanto a la infraestructura, el Autódromo se quedó en el tiempo. Hace falta mucho trabajo en la pista y mejorar las comodidades para el público que asiste a las carreras", cuenta a LA GACETA la periodista especializada en automovilismo, Soledad Moyano.
Un piloto del zonal también dio su parecer. "Me da lástima verlo así. El Club hace lo que puede pero hay que invertir. Son muchos años de historia que se están perdiendo y tirando a la basura", comenta.
La palabra oficial
Jorge Lizárraga fue electo como presidente del ACS en 2014. Consultado por LA GACETA sobre el presente del Autódromo considera que "es alto el esfuerzo que hace el Club para organizar una carrera. A veces los fondos no alcanzan y recurrimos a contactos y amigos para que colaboren y nos ayuden para afrontar algunos costos".
El dirigente reconoce que -por la falta de inversión en la pista y en el predio- el automovilismo en Salta, desde hace un par de años, tiene como principal actividad el zonal que se corre una vez por mes, desde marzo a diciembre.
"Es difícil para nosotros traer una categoría nacional por una cuestión de costos. Estamos a 1.700 kilómetros de Buenos Aires y hay que pagarles a las categorías y cubrir los gastos de organización. Se nos hace difícil juntar el dinero", fundamenta y ejemplifica que hace dos temporadas, el TC -la máxima categoría del automovilismo nacional que visitó Salta por última vez en agosto del 2010-, le pedía al ACS cuatro millones de pesos para correr en la provincia, y con ello obras para mejorar la seguridad para pilotos y el público. Fondos que el Club no tiene.
A ello se le suma los problemas que trae aparejado el verano lluvioso en nuestra provincia. Crece el pasto y la pista se inunda. Durante los meses que el predio está cerrado por la falta de competencia, el Autódromo se convierte en una verdadera selva incrustada en medio de los cerros.
Esta postal se repite, lamentablemente, cada verano.
Promesa de obras
En la entrevista, Lizárraga anuncia que -reconociendo éstas falencias- está previsto iniciar trabajos de obras. "Tenemos previsto para la segunda fecha del zonal inaugurar un bufet para que el público, los pilotos y sus familias tengan un espacio para refrescarse y esquivar el sol que a veces es inaguantable porque la jornada deportiva es extensa".
Un factor crítico para los amantes de la velocidad que concurren a ver el zonal es el acceso. Los conductores deben esquivar importantes piedras que caen de los cerros y quedan en los caminos dificultando el recorrido hacia las tribunas o boxes. En este sentido, el dirigente comenta que se trabajará de lleno para mejor el acceso y circulación del público y que los caminos estén en condiciones durante todo el año.
Mañana inicia el campeonato del zonal y en los días previos LA GACETA visitó el autódromo y observó que se trabaja contrarreloj para desmalezar el predio y terminar con la reparación de las 55 carpas en los boxes, una erogación que demandó $100000. Estiman que poco más de 30 autos saldrán a pista.
Vuelve el rugir de los motores al Martín Miguel de Güemes para acallar, por unas horas, el presente del autódromo que -si no se hacen obras con urgencia- seguirá relegado en el plano nacional y quedará como un espacio que solo mantienen con vida los fanáticos de la adrenalina.