Sociedad

Una barcelonesa elige ser prostituta

Se trata de una joven que desde hace un año se dedica a la prostitución.
18 Abr 2015
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Natalia Ferrari Díaz, de 22 años, reside en Barcelona y desde hace un año se dedica por elección a la prostitución, según informó el portal Vice.  

La joven afirma que no tiene vergüenza de mostrar su cara y que todos sus conocidos sepan a qué se dedica, “disfruto experimentando con mi sexualidad y estoy muy orgullosa de mi trabajo".

Natalia no trabaja en la calle sino en su casa u hoteles, y cuenta con algunos requisitos necesarios para el encuentro, como una charla telefónica previa para asegurarse de que haya afinidad o que pase un mínimo de tres horas entre la petición de la cita y la cita. 

"El problema es que muchas putas empiezan a trabajar a partir de una urgencia económica y no tienen facilidad para analizar el mercado. Es común creer que solo subiendo fotos desnuda vas a conseguir dinero. Haciendo esto tendrás trabajo, claro, pero lo mejor de ser tu propio jefe es que puedes elegir el público que te interesa", explicó.

La joven contó que cuando una persona le pregunta a qué se dedica, no tiene inconvenientes en afirmar que es puta, aunque muchas veces no lo toman en serio y asumen que si fuera verdad no hablaría de ello. "La gente está acostumbrada a que llevemos una doble vida y nunca se cuestionan por qué o qué implica esto para nosotras. Quiero romper con los prejuicios de la gente. Por eso hago público mi nombre real, enseño la cara y todo mi entorno lo sabe. No quiero esconderme de nada porque no creo que haya nada de lo que me tenga que esconder. Las chicas que llevan dos vidas normalmente lo hacen por miedo a las consecuencias que tendría en su entorno, con las complicaciones que ello conlleva. "Es muy triste tener que cargar con un secreto tan grande y esconder una parte de ti para la comodidad de los demás. Me gustaría que la sociedad dejara de poner en duda el poder de decisión que tenemos sobre nuestros cuerpos y aceptara que algunas mujeres elegimos ser putas. Tenemos derecho a ser felices y construir la vida que nos resulte más enriquecedora", declara.

"La dignidad o el valor de alguien como persona no está en el uso que le da a sus genitales. Si disfruto con mi trabajo, y no le hago daño a nadie, no veo por qué otros deberían entrometerse en lo que pasa dentro de mi habitación", concluyó la joven. 

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