Salud

Valeria Mazza dice que tiene mano dura con sus hijos

La modelo asegura que muchas veces dejó a sus hijos sin comer por llegar tarde a la mesa. Dos especialistas opinan sobre el tema.
23 Abr 2015
Espacio publicitario
Espacio publicitario

Del colecho a las penitencias, los modelos de la educación familiar pueden ser tan variados como cantidad de padres e hijos hay en el mundo. Algunos optan por la disciplina férrea, como Valeria Mazza, quien hace unos días declaró ser una mama dura en el programa de Mariana Fabbiani.

"Es difícil decir que no, sobre todo cuando tenes la posibilidad de decir que sí -dijo la modelo, en referencia a que en su casa nunca hubo Playstation para los chicos- Estoy convencida de que decir que no es una manera de demostrar amor, porque cuando digo que no es porque me interesa y me preocupo por vos. Soy del no muy firme", aseguró la rubia y agregó que se trata de una manera de equilibarar el funcionamiento familiar. "Después es todo beneficio, para los chicos y para vos. Cuando vos le ponés un marco, el chico aprende a moverse ahí dentro, vos también tenés tus horarios, hay límites, que es el respeto".

A la hora de dar ejemplos, la modelo compartió uno que sorprendió a todos. "Si decimos en media hora todos listos, tiene que ser así, el que llega tarde no se sienta a la mesa, se puede quedar sin comer. A mí me lo han hecho de chica, me dejaban encerrada en el cuarto todo el día por mandarme una macana terrible y sin comer", dijo Mazza, a lo que todo el panel respondió con sorpresa. 

La firmeza puede estar muy cerca de la rigidez y, para la psicóloga Fernanda Pérez, especializada en trauma en niños y familia, terapeuta gestáltica y MDR certificada, la clave está en distinguir con claridad los límites. "Está bien que sean firmes, que sean pautas que el chico respete y sepa hasta dónde se puede llegar y dónde no, pero dejarlos encerrados en el cuarto o que no vayan a la mesa es muy violento", dice Pérez. "Tiene que haber flexibilidad, los límites tienen que ser claros, porque si a un niño lo ponen en penitencia todos los dias, y si un día el padre se olvida, el límite pierde efecto", argumenta.

Para Isabel Alonso, periodista especializada en familia y maternidad, "de la misma manera que hay distintos estilos de educación en cada hogar, también hay niños con diferentes personalidades: algunos más dóciles y otros más rebeldes. Los padres van construyendo su relación con cada hijo y van conociendo su propia forma de fijar límites". El punto está entonces en conocer las necesidades del otro y de uno mismo y desde ese lugar constituir los límites.

La rigidez se contagia

Entre las consecuencias de la mano dura en la crianza, Pérez advierte la transmisión de esa rigidez de padres a hijos. "Los chicos aprenden todo en la niñez y en función de eso será la adolescencia. Hay una tendencia a repetir lo que se aprende y si los padres son rígidos en esas pautas y normas, los chicos serán rígidos con ellos mismos, son niños que se pierden la espontaneidad, la naturalidad, eso que es parte de la salud. Al ser tan exigidos, aprenden que eso es lo correcto y se vuelven así con ellos mismos, y no es sano", explica.

Para Alonso, muchas veces se aplica la técnica de los premios y castigos, "aunque son cada vez menos los que recurren al castigo físico, que quedará expresamente prohibido en Argentina en agosto de este año, cuando comience a regir el nuevo Código Civil". "Los especialistas recomiendan que no se exponga al niño en público, remarcando sus errores, poniéndolo en evidencia o colocándole etiquetas como 'el malo' o 'el desobediente' -dice la periodista- Tampoco son buenas las comparaciones con hermanos o amigos del pequeño. Se aconseja no usar la indiferencia o la restricción de afecto para reprimirlo ya que esto los afecta seriamente en el plano emocional". 

Prohibido prohibir

Con respecto a la tecnología, Alonso explica que "no sería conveniente la prohibición total porque se las arreglarán para tener acceso a ésta, de una u otra manera". La Sociedad Argentina de Pediatría asegura que los bebés no deben usar dispositivos como celulares o tablets por lo menos hasta una edad en la que dejan de verlos como juguetes. "Para los chicos demasiada exposición a las pantallas también puede ser perjudicial. El uso de Internet es positivo siempre que  exista un acompañamiento constante por parte de los papás, evitando así que accedan a contenidos inadecuados. Lo mismo sucede con la PlayStation, Xbox o Wi, lo que importa es el seguimiento de los adultos, porque habrá que limitar el tiempo de uso y seleccionar los juegos que de acuerdo a sus edades tendrán o no permitido jugar", dice la especialista. 

"Ser estrictos no nos hace mejores o peores padres, creo que la clave está en buscar un equilibrio y dedicar tiempo de calidad a los hijos. Ellos necesitan sentir que les prestamos atención, que los escuchamos y mantenemos un diálogo abierto y fluido con ellos", concluye Alonso.

Ver nota original
Ver nota original