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Hernán Kranevitter pasó el fútbol al golf, sin escalas

Cambió de deporte por una lesión y hoy es una de las grandes promesas.
12 Nov 2015
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Él va al campo de Jockey Club, juega el deporte que le gusta, comparte con amigos, crece, se desarrolla. Pero en el camino que se va abriendo no puede sustraerse al hecho de pertenecer a una familia de deportistas y que porta un apellido muy instalado en la consideración masiva. Hernán Kranevitter es hoy “el hermano de Matías”, el jugador de River, con presencia en la Selección y futuro en Atlético de Madrid. Pero el juvenil de 16 años quiere hacer su propia ruta: después de dejar el fútbol por lesión, se apasiona y sueña con la gloria en el golf. Los resultados le están dando la razón.

“Lo que estoy logrando es fruto del sacrificio de todos los días. Le dedico muchas horas a esto. Ya gané el Abierto de Aficionados, en la categoría 0-9, entre otras cosas. Y quiero más” dice el chico de 16 años, estudiante del secundario de la escuela de Atlético, en Ojo de Agua; asiste al último año.

Lo de familia de deportistas no es sólo por Matías. Otros dos hermanos, Gastón y Andrés, están en sintonía: los dos juegan en la Reserva de Racing. Lucas también es futbolista, en Unión Aconquija. Y si se suma que el tío, César “Sapo” Costilla, es un destacado profesional del golf, hay cartón casi lleno. Mamá Sandra, papá Claudio y hermana Rosa completan la foto familiar.

“Mi hermano Matías llevó el apellido a un nivel muy alto, y yo quiero seguir ese camino a través del golf. Es buena onda esa de pertenecer a una familia de deportistas. Eso nos llevó a tener una vida sana: mis papás me dicen que me levante temprano, que haga las cosas bien, que aprenda. Y yo no paro por nada, porque esto me apasiona”, cuenta Hernán.

Su propia historia lo relacionó al fútbol desde muy chico. Pero esa aventura tuvo un final abrupto. “Empecé jugando a la pelota, y en los ratos libres hacía golf. Pero me lastimé el tobillo y ya no pude seguir. Hace un año me pasó eso y entonces me dediqué de lleno al golf. Jugaba para Aconquija y estaba cerca de Atlético. Me lesioné jugando un picado en la canchita de mi barrio en abril de 2014. En su momento sentí mucha bronca, estuve un mes y medio con yeso”, dice, repasando una parte de su pasado que definió a fuego su presente.

Un día a día para Hernán es trabajo y más trabajo pegándole a la pelotita. “Todos los días me levanto temprano y me voy a la cancha. Paso unas ocho horas por día en el campo”. Es por ello que el jugador de 4 de hándicap cuenta que su mamá lo instó a que siga estudiando de noche. “Así aprovecho mejor el tiempo. Me va bien en la escuela, tengo buenas notas”, asegura.

Además de jugar en Tucumán, ya hizo incursiones fuera de la provincia, principalmente en Buenos Aires, en torneos de profesionales y por invitación. “Es una buena forma de aclimatarse a otro nivel. Tengo una buena ayuda de mi tío, César. También Matías me banca mucho en esta afición por seguir en el golf”, advierte “Colo”.

Cuando se le pregunta sobre planes, sostiene que la idea es seguir trabajando para llegar a cero de hándicap. “Una vez que consiga eso, quiero ir a establecerme en Buenos Aires. Allá hay muchos más torneos que en Tucumán.” Sobre si recibe asistencia técnica de algún profesor, vuelve a citar a “Sapo”: “es quien me da indicaciones de manera permanente. También entreno seguido con Jorge Monroy, que es mi amigo y me da una mano para pulir mis golpes. Me dice que trate de sacar el palo más de adentro.”

- ¿Qué sentís cuando jugás con profesionales?

- Me siento bien. Trato de hacer lo mío, lo de todos los días.

- ¿Cómo sos como jugador?

- Trato de atacar siempre la bandera, pero sé que muchas veces hay que jugar más con la cabeza. Siento que me estoy formando bien.

- ¿Qué te da el golf?

- Me hizo olvidar la lesión, me devolvió el entusiasmo. Pienso en él todo el tiempo y quiero llegar alto. Si sigo concentrado en el trabajo, voy a llegar.

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