NUEVA YORK _ Cuando se ve a Paul Giamatti por primera vez en el nuevo drama de Showtime, “Billions”, lo que se ve es que a su personaje, un fervoroso fiscal federal estadounidense llamado Chuck Rhoades, lo han amarrado y amordazado como parte de un acto sexual sadomasoquista. Filmar la escena el año pasado tuvo un efecto curioso en el actor. “Quedé adormilado y relajado de verdad”, recordó hace poco, mientras tomaba un café capuchino en el “Lambs Club”, en Times Square. “Creo que los tipos a los que normalmente atan tienen la reacción contraria. ¿O quizá por eso envuelven a los bebés?”.
De cualquier forma, no se puede culpar a Giamatti, de 48 años, por querer tomar una siesta, o, para el caso, un capuchino. Ha estado trabajando sin parar. Su producción -contando únicamente el último año- ha incluido no sólo su turno como estrella en “Billions”, sino también papeles de reparto en dos aclamados musicales biográficos, “Straight outta compton” y “Love & mercy”, así como un papel como jurado en un episodio de “Inside Amy Schumer” en el que se parodió a “12 angry men” y que le valió una nominación a un Emmy. “Tuve un buen año”, admitió Giamatti con una sutileza típica. “Hice algunas cosas interesantes”.
Pelo en la cara
Para su papel en la nueva serie “Billions” (de la que Andrew Ross Sorkin, el editor de DealBook de The New York Times, es cocreador y productor ejecutivo), Giamatti aprovechó varias fuentes. “Es como Javert (de ‘Les Misérables’), excepto porque el tipo al que persigue se ha robado más que una hogaza de pan”, dijo sobre su personaje, quien se obsesiona por hundir a un multimillonario de los fondos de cobertura (Damian Lewis, de “Homeland”). “Hay algunos tipos coloridos que han estado en esta posición: Rudy Giuliani y Eliot Spitzer son tipos interesantes que hay que tener en mente”.
Giamatti se dejó crecer la barba para su papel. “Me hace parecer más intenso -consideró-. La política del pelo en la cara me resulta fascinante. El problema es que nadie en la vida política estadounidense tiene pelo en la cara, pero creo que, extrañamente, funciona. Casi es como si fuera un sello distintivo”.
“Muy al principio, me dejé crecer el bigote para interpretar a un policía y era como si dijeran ‘tienes que quitarte el bigote’. Yo decía ‘es Big Momma’s House’. ¿A quién le importa si tengo bigote?. Me deshice de él. Supongo que es un signo del nivel de logros que he alcanzado decidir si me dejo crecer pelo en la cara para un personaje o no”.
El personaje también posee un suave ronroneo, una elección deliberada para un actor que puede arrasar con los mejores de ellos. “Nunca me ha gustado particularmente mi voz -admitió Giamatti-. La cambio mucho. Espero que este personaje pase como un tipo magistralmente manipulador, así que necesita ser seductor y encantador. Es una forma diferente de ejercer el poder. Hay algo en atraer a la gente siendo tranquilo”.
La tarea de ser horrible
Interpretar en la película “Love & mercy” al doctor Eugene Landy, el psicoterapeuta que le dio tratamiento las 24 horas del día a Brian Wilson, el cantante de los Beach Boys, fue “una de las cosas más difíciles que haya hecho -contó el actor-. Es una figura bastante aborrecible”.
Para construir al personaje dependió de grabaciones que hizo Landy, ya que era difícil encontrar a personas que lo conocieran. “Fue un personaje enigmático y misterioso. Nadie tenía nada bueno que decir. Mi tarea fue ser totalmente horrible. El punto no era hacer a este tipo profundamente empático”.
Así es que Giamatti tomó un enfoque de afuera hacia adentro, usando atuendos y peinados de los 70 y 80 para definirlo. “La ropa era loquísima. Lo que se vio en la película estaba restringido en comparación con el aspecto real del tipo. Su cabello era una locura”, describió.
Giamatti ha usado pelucas antes. “Hace mucho que he bromeado con que si soy un estudiante de cualquier escuela de actuación, es realismo folicular. Estoy perdiendo mi cabello, así que la oportunidad de usar pelucas se ha incrementado con el tiempo y es increíble. El cabello es el amigo del actor”.
Otro filme sobre música
Para un tipo que salió de New Haven, en Connecticut, la oportunidad de interpretar en “Straight outta compton” a Jerry Heller, el representante de N.W.A, el grupo pionero del gangsta rap, fue un ofrecimiento que no pudo rechazar.
“Cuando estaba en la universidad, esos tipos eran la gran cosa”, contó Giamatti, quien se graduó de Yale en 1989. “Realmente no había escuchado su música desde entonces y todavía me asombra cuán potente es”.
En octubre, Heller presentó una demanda contra integrantes de N.W.A y el estudio de cine Universal, por lo que él percibió que era una representación desfavorable de él.
“Yo no estoy incluido en la demanda -señaló Giamatti, sin ocultar que se siente algo herido-. ¿No soy culpable de alguna forma? No quiero serlo, pero parte de ello tiene que ser mi elección. De hecho, no pensé que Heller saliera viéndose tan mal. Suge Knight se ve muchísimo peor de lo que parece. Él es el verdadero malo. A fin de cuentas, yo creo que trataron a Jerry bastante bien”.
Cuando alguien observó que Giamatti interpretó a dos tipos de representantes musicales en el mismo año, no pudo discutir que era algo raro. “Pensé ‘¿no me estarás vacilando, verdad?’”, dijo, al recordar el momento en que le ofrecieron el papel en “Compton” después de “Love & mercy”. “Fue una coincidencia, pero hicieron muchos chistes sobre eso, y con razón”.
Identificado con mujeres
Otro de sus últimos trabajos es el que desempeñó en la serie “Inside Amy Schumer”. Para prepararse para su papel como jurado que discute con vehemencia que Amy Schumer no es lo “suficientemente atractiva” para estar en la televisión, Giamatti estudió la película de 1957, “12 angry men”, en la que Ed Begley interpretó a su personaje. “Todos vimos la original”, comentó, en referencia al elenco lleno de estrellas que también incluía a Jeff Goldblum y Dennis Quaid. “Nos divertimos tanto. El sólo hecho de pasar dos días con Jeff Goldblum; déjame decirte, amigo, eso te levanta el ánimo”.
También se llevó a las mil maravillas con Schumer, quien ya antes lo había incluido como Dios en un sketch acerca nada menos que del herpes. “Hay algo en ella que me gusta -reconoció el actor-. Me siento muy empático con muchas mujeres en este negocio, porque la gente se enfoca mucho en cómo me veo. Es mucho más difícil para ellas de lo que es para mí, pero lo entiendo”.
La admiración mutua entre Giamatti y Schumer llevó a escenas de que adquirieron ciertos ribetes cómicos de seducción que determinaron que fueran eliminadas. “Ella es una mujer muy atractiva. Se siente bien que te bese”, dijo él. A Schumer le agradó oír eso. “Supongo que solo tendré que cortejar con él cada vez que me lo permitan”, dijo con una sonrisa. “Ser consensuales definitivamente es una ventaja”.
A pesar de la nominación para el Emmy, Giamatti sigue siendo su crítico más duro. “Creo que fui demasiado desmesurado”. Tal desconfianza de sí mismo oculta la diversidad de su talento. “El interpretó tanto a Pig Vomit como a John Adams”, notó Schumer, refiriéndose a sus papeles como el antagonista en la estación de radio de Howard Stern, en la película “Private Parts” y al segundo presidente de Estados Unidos en miniseries de HBO. “Cuando estábamos grabando, seguía diciendo: ‘oh, quisiera volver a hacerlo’. Es parte de su encanto, pero está equivocado”.