Piero De Benedictis nació en Italia pero vino a vivir en Argentina a los tres años. Fue seminarista, trovador comprometido, exiliado en Europa, director de Cultura de la provincia de Buenos Aires durante la presidencia de Eduardo Duhalde y propulsor de la Fundación “Buenas Ondas”, dedicada a darles herramientas a los jóvenes para que puedan insertarse en la sociedad, a través del aprendizaje de oficios.
En una entrevista con LA GACETA, el cantautor es conocido por sus canciones de protesta “Para el pueblo lo que es del pueblo” y también del inolvidable "Mi viejo", reflexionó sobre el presente que vive América y el país. Recordó sus inicios y cómo vivió su época de exilio durante la dictadura militar en el país.
¿Con qué se encuentra el público en “América?
Es el resultado de lo que siempre hacemos. No paramos nunca, siempre recorremos América. Este disco ha sido tomado con calma sin ninguna fecha de apuro ni nada. Hay varias canciones que refieren a América según como la mires, desde que humor, desde la reflexión, es decir desde de la realidad de cada uno.
Siempre está recorriendo América. ¿Cuál es su mirada sobre el continente?
América tiene un potencial maravilloso. Nosotros nos encargamos de entorpecer los caminos para no aprovecharlo y tampoco entenderlo.
¿Qué cree que no valoramos los americanos?
El arraigo a la tierra, la sabiduría de nuestros ancestros. Ahí hay una riqueza maravillosa que está como tapada, como soslayada, tirada a un costado. Si te pones a mirarla y te conectas, la sabiduría tiene una fuerza impresionante. Hay mucho por descubrir y poner en práctica.
Usted es un trotamundo que sin embargo elige siempre volver y vivir en Argentina. ¿Qué lectura hace del momento político del país?
Estamos viviendo una super crisis. El país está como parándose, estamos en una eclosión que no afloja y acá, para que ganemos todos, la estrella tiene que ser Argentina pero hay una dureza muy fuerte. Existe una gran malaria y una insensibilidad de los políticos muy fuerte. La brecha esta durísima. Políticamente con todos los tarifazos, se mezcla todo, y parece que hace meses estábamos en la gloria ahora estamos en el infierno. Ni una ni otra. Acá el muerto se asusta del degollado todo el tiempo, no hay autocrítica. La insensibilidad de los dos gobiernos con la gente es parecida. No aparece ese líder que pueda unificar y convocar.
Su vida artística siempre se complementó con la acción social. ¿En qué proyecto está trabajando ahora?
Estamos trabajando en América Viva, una página que ya está funcionando pero que todavía no se lanzó. La idea es capturar toneladas de energías de solidaridad ociosa, que tiramos a la basura. Hay muchas personas que quisieran hacer algo por su país, por América y no saben qué hacer porque todo eso está como desperdigado. Estamos armando una guía de proyectos pero la idea es que cada proyecto se inscriba en América Viva. Hacer como un listado de todo lo que se está haciendo, por ejemplo, con la ecología, con los niños, con la minería, con lo que sea. La idea es lanzarlo con un empujón del Papa, para que invite a mirarlo de esa manera. Creo que a la política la tiene que suplantar la solidaridad y el amor. Si ahora te pones a discutir de política es como que te vas metiendo más adentro de la brecha.
En su disco “Folklore a mi manera” interpreta canciones del “Cuchi” Leguizamón y Eduardo Falú, entre otros. ¿Cuál es su vínculo con la música y la poesía de Salta?
Tuve un vínculo muy cercano al Cuchi. Lo conocí en uno de mis viajes a Salta. Escribió la reseña de “Folklore a mi manera” sin conocerme y después que nos conocimos comenzamos a compartir historias. El era un compositor que captaba lo sabio y lo importante de lo cotidiano. Sus creaciones fueron únicas y universales. En el caso particular de “Folklore a mi manera”, fue grabado en una etapa de mi vida en la que los militares me prohibían. Entonces decidí interpretar canciones inprohibibles como “Luna tucumana”, por ejemplo. Hice este disco porque hay rockeros, hay tangueros y hay folcloristas, entonces se armó una mezcla muy linda con el Chango Farías Gómez. Ahí tomé contacto con el folclore con el que me criaron desde chico.
Contó una vez que su proyecto de vida era otro, incluso entró al seminario y después de dejarlo pensó en hacer una carrera universitaria. ¿Siente que la música lo eligió a usted y no al revés?
La verdad que si porque nunca me forcé, siempre me vino todo lo que pasó. Dentro de la música son invalorables las posibilidades que hay. Con la música cada día es un nuevo comienzo.
La música también lo llevó al exilio en plena dictadura militar y también la que lo motivó a volver al país…
Si aunque siempre me sentí un artista de ideas independientes. Yo me salvé que me secuestren por diez minutos. Con la música conocí a unos personajes increíbles como Pizarro, que era un ex candidato a presidente colombiano. Que dejó las armas para conformar un partido político y comenzaron a matarle a sus compañeros. Con él no nos conocíamos personalmente, todo era por teléfono, nunca podíamos juntarnos. Habíamos quedado para comer, me había dicho que a la vuelta cenábamos. Se subió al avión y lo acribilló un sicario.