Tarde calurosa en la ciudad. Acaba de pasar el horario de la merienda en villa San Antonio. En el patio del fondo de una casa ubicada en el pasaje Astigueta, cruzando un pasillo con paredes pintadas de azul y oro, y adornadas con un escudo gigante de Boca, trabajan Aldo Vega, Tony Delgado, Miguel y Marcelo. Entre un horno de barro, un mandarino y un naranjo los muchachos ultiman detalles de los trajes, gorros y bombos característicos de la comparsa de sus amores: Sangre de Teuco. Se acercan los corsos.
Aldo Vega nació en la Villa hace 61 años. Ingresó a Los Teuco, agrupación que luego se dividiría por diversas razones, en el año 70. “Siempre me gustó la comparsa. Fue amor a primera vista. Iba a los corsos y veía a semejantes comparsas y decía ‘algún día yo voy a ser uno de esos’”, cuenta. En 1996 fundaría, junto a otros doce compañeros, Sangre de Teuco.
Sus inicios en la comparsa no fueron para nada fácil. Sus padres no podían ayudarlo económicamente para ingresar a la agrupación por lo que él, con tan solo 15 años, decidió comenzar a trabajar para poder afrontar los gastos que su sueño le presentaría.
Cuenta, también, que a lo largo de los años compuso diversas canciones pero que la que más le gusta es “Pasando la Tucumán”, la cual, además de cantarla en las presentaciones, también es entonada los domingos cuando todos se juntan para ir a la cancha y alentar a la Villa. La letra dice así:
“Pasando la Tucumán se encuentra el Río Arenales,
donde despierta la noche al ritmo de los canales.
Y cuando llega el domingo se prende como saiquilla,
banderas azules y rojas para alentar a la Villa”.
Como cacique de Sangre de Teuco, y luego de tantos años de presentaciones, Aldo confiesa que no sabe explicar qué es lo que lo lleva a continuar en la movida. “Ya cumplí los 20 años y a veces cansa, pero también hay una cosa acá (apoyando su mano en el corazón), que uno lleva adentro, que me lleva a seguir”.
En otra esquina del patio trabaja Dante Antonio Delgado. Tony, como le gusta que lo llamen, forma parte de la comparsa desde los 33 años. Hoy tiene 55. Si bien no es de la Villa, sino de Lavalle, dice sentirse en casa cada vez que se acerca a la zona.
“Un accidente de mi hermano fue lo que me llevó a estar acá, el hecho de que él no pudo salir y ya tenía el gorro, el traje y todo”, comenta. Su hermano no volvió nunca más a la comparsa mientras que él se quedó para siempre.
Tony confiesa que si bien está integrada por chicos de diferentes barrios, “es la comparsa misma la que nos une”, hecho que disfruta mucho. “Tal es el caso que hay muchos chicos que a mí me dicen Tío, por costumbre y por la confianza que me tienen”, confiesa entre risas.
Tanto Aldo como Tony coinciden en la conclusión: la comparsa es una pasión, un sentimiento, algo único. “Yo salgo en la comparsa con mis tres hijos de 33, 31 y 28 años. Compartimos muchas cosas juntos y valoro mucho eso porque no tengo mucho tiempo para verlos y acá nos vemos”, concluye Tony.
El sol, por suerte, se está escondiendo. Los muchachos siguen agregando plumas a los gorros y sumergiendo en agua el cuero de las tumbadoras. Falta una semana para la presentación de la agrupación y los preparativos, que comenzaron hace poco más de seis meses, están llegando su final. Una vez más, como desde hace 46 años para uno y 22 para otro, Aldo y Tony están listos para ponerse la comparsa al hombro y disfrutar de Sangre de Teuco, la pasión que los une.