El amanecer cafayateño tiene todos los años una misa de folklore y encuentros, que el Chaqueño Palavecino convirtió en ritual y que cada año convoca a cientos de personas al pie del escenario Payo Solá de la Bodega Encantada.

A las 6 de la mañana, puntual y con las galas de gaucho para celebrar sus 25 años con la música. Desde sus primeras experiencias en la Serenata hasta los recuerdos cuando cantaba en los campings de Cafayate y se quedaba a dormir donde encontrara albergue, el músico repasó todos sus clásicos para el público fiel que cada verano espera verlo mientras llega el sol al valle.

El homenaje a su amigo Yuyo Montes, fallecido hace dos veranos y autor de casi todos los grandes éxitos de su repertorio, no faltó en el encuentro, que promete continuar hasta bien entrado el día en la mañana del domingo. Un show a su medida, desestructurado y confeccionado momento a momento por sus propias ganas, por las canciones que va pidiendo el público y el ánimo del encuentro. Y mientras el sol iba asomando en el cielo, el Chaqueño avanzó sobre el proscenio y puso en el ambiente los primeros acordes de "Noche calurosa", uno de sus himnos. 

Cumbias, clásicos, chacareras y un repertorio sin libreto marcaron una vez más los trazos del concierto, mientras confesaba a su público que esperar el amanecer "le llena el alma". Después les pide que se diviertan, que tomen, que bailen, y algunos y algunas se animan a subir al escenario para cumplir con la consigna.

Todo es un ritual con el Chaqueño, que empezó con el agradecimiento y siguió recordándole a su gente que pertenece a ese encuentro, y que lo espera como al sol.