Despojado y entregado. Así fue el recital que Hilda Lizarazu ofreció el domingo en El Teatrino. Junto a su co-equiper, el bajista italiano Federico Melioli, la compositora presentó una propuesta musical cuya columna vertebral fue homenajear al rock nacional, que este año celebra sus 50 años.
Dos banquetas altas y un estuche de guitarra abierto componían la escenografía de un acústico sencillo en el que la ex Man Ray buscó conversar y conectarse con el público, más allá de la natural empatía que generaban sus canciones. “Lo que recibo de este mar de almitas está buenísimo”, dijo al inicio del encuentro con el público salteño luego de interpretar los primeros tres temas de la noche “D10s”, “Canción para bañar la luna” –un huayno de María Elena Walsh- y “Amapola”.
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Durante el encuentro, Hilda fue mezclando canciones de su más reciente disco “Las vueltas de la vida” con clásicos del rock argentino, entre ellos temas de Man Ray, el dúo que comandó junto a Tito Losavio en los 80 y 90. Interpretó, por ejemplo, “Lluvia” enganchado con “Mi enfermedad” de Andrés Calamaro. Siguió el infaltable “Sola en los bares” y “La balsa”, de Lito Nebbia y Tanguito, considerada la piedra fundacional del rock argentino.
Como un viaje sonoro a través del tiempo, el dúo recordó a Miguel Zavaleta con “Entraño ser” y a Pappo a través de “Juntos a la par”. Pero la artista también se homenajeó a si misma porque su obra también marca la historia de la música argentina. Cantó “Caribe sur” tamizado con “Yo quiero a mi bandera” de Sumo. Acompañada de aplausos se despidió con “Música ligera”, de Soda Stereo, “A brillar mi amor”, de Los Redondos y “Buscando un símbolo de paz”, de Charly García.