Cae la noche y el viento frío golpea en sus caras, se entromete en cada hueco que sus prendas no pueden tapar. La baja temperatura se siente y desafía el calor y la resistencia del cuerpo. Dormir en la calle es una situación extrema que atraviesan unos 200 indigentes en la ciudad, expuestos a la inseguridad, el frío y la muerte.
No tienen un techo; se alimentan de lo que encuentran o de la generosidad, pero muchas veces el estómago ruge de hambre. Cuando cae la noche y las persianas de los comercios se bajan, ellos encuentran allí un refugio improvisado. A veces un viejo colchón que alguien, alguna vez, tiró y ellos reciclan. Otra veces solo una frazada doblada por la mitad, para sentirla más gruesa, los aísla del frío del piso. Se tapan con lo que pueden y encuentran.
En Salta no había estadísticas oficiales sobre cuántas personas hay en situación de calle. La cruda realidad se conoció, recién, el 21 de abril de este año cuando la fundación Revelares -el primer observatorio de la Argentina- brindó las estadísticas del informe preliminar después de varias semanas de caminar y recorrer las calles de “La Linda”, en conjunto con varias organizaciones sociales.
El trabajo de campo consistió en grupos de voluntarios que recorrieron los barrios de la ciudad y se entrevistaron con vecinos quienes respondieron 60 preguntas entre 20 y 30 minutos.
Los resultados preliminares arrojaron información sobre los preocupantes estados de salud de los indigentes, la franja etaria y las zonas que condensan a la mayor parte de la población.
El informe da cuenta que, a partir de las entrevistas y el aporte de los voluntarios “se ha identificado la invisibilización de los organismos gubernamentales y se han hecho lecturas posibles sobre este fenómenos. Es posible observar además que existe un vínculo muy débil entre las instituciones que trabajan la problemática”.
Padecimientos
Entre los problemas de salud que el relevamiento determinó, se detectó que la gran mayoría de esa población padece trastornos psiquiátricos o mentales, algún retraso madurativo, epilepsia, dificultades motrices, ceguera o deterioro cognitivo -generado por el consumo de sustancias tóxicas como la droga y el alcohol.
La problemática no distingue edades. El 68,1% del universo está representado por personas entre 19 y 59 años, pero también lo padecen niños. La mayor franja de las personas en situación de calle está integrada por hombres: se estima que siete de cada 10 indigentes son hombres.
Si se considera un desagregado por sexo, sin considerar las edades de las personas, el resultado porcentual determina que el 73% de las personas en situación de calle son hombres.
El informe indica que muchos actores entrevistados reconocen problemas de adicciones, principalmente el consumo de alcohol. También aparecen los juegos de “timba”, que se encuentran muy vinculados a la situación de calle.
Nómadas
Deambulan por las calles de la ciudad buscando un refugio. A veces se improvisan en las afueras de una escuela, de bancos o en las fachadas de los negocios. Están a la vista de todos.
Si bien se mueven de un lado al otro, el Observatorio determinó cuáles son las zonas más pobladas por las personas en situación de calle. El micro y macrocentro, la Terminal de Ómnibus, alrededores de la escuela Sarmiento o del IPV (Instituto Provincial de la Vivienda), Villa Soledad, Iglesia León XIII, España y Vicente López, San Juan y Santa Fe, Mendoza y Catamarca, Alvarado al 400, Pueyrredón al 1200, Belgrano al 1300, Caseros y Buenos Aires, Plaza Belgrano, son solo algunas de ellas, pero la necesidad se siente y está presente en cada barrio.
Desarrollan estrategias de supervivencia para conseguir alimento, vestimenta y espacios para higienizarse. Pero la calle los expone a la peligrosidad de ciertos espacios, la posibilidad de conseguir un trabajo o hacer actividades remuneradas y esquivar fenómenos climáticos.
La principal fuente de alimentación es la generosidad del actor social, también las casas de comida o restaurantes. Pero un buen porcentaje de ellos no conoce dónde obtener alimentos.
“Operativo Abrigo”
En 1996 la Policía de la Provincia puso en funcionamiento el programa “Operativo Abrigo” para resguardar a las personas en situación de calle. Las comisarías de barrio Castañares y de Villa Palacios son acondicionadas con camas y frazadas para tal fin.
Los patrullajes inician a la tarde noche, pero también los necesitados se acercan por su cuenta a las comisarías que abren sus puertas a las 20. El frío se combate con un café con leche, té o mate cocido, se acompaña con un bollo o tortilla. En la zona norte de la ciudad hay 18 camas disponibles y en la zona sur unas seis más, para completar las 24 disponibles. Los indigentes tienen a disposición una cama, sábana y frazada.
Cuando amanece reciben el desayuno y es momento de abandonar los lugares que cierran sus puertas a las 10. La problemática no es nueva, pero supera ampliamente la capacidad y el corazón de quienes quieren ayudar.
Solo el 24% de las personas en situación de calle accede al “Operativo Abrigo”. El 2 de mayo se activó el programa y en un mes, más de 300 personas ya fueron asistidas. Por la necesidad, este año se piensa en ampliar la asistencia en grandes ciudades del interior como Orán, Metán y Tartagal.
Cómo ayudar
Si ves o sabés de alguien en situación de calle, llamá al 911 y pedí la asistencia. Una patrulla trasladará a la persona hacia los refugios de Castañares o Villa Palacios. También podés ayudar con ropa, mantas y calzados o alimentos no perecederos. ¿Dónde acercarlos? En las comisarías más cercanas o bien en los centros de asistencia a indigentes.
Los más necesitados acceden también al "ropero social". Recogen las prendas que llegan a las comisarías producto de la solidaridad de la comunidad y las donaciones son bienvenidas entre quienes menos tienen. Desde la Policía resaltaron la importancia de ayudar a las personas en situación de calle con prendas en buen estado.