“No somos fundamentalistas del rock. Escuchamos mucha música y si hay algo de los otros géneros que aporta al tema lo incluimos”, dice Roberto Musso, vocalista y cerebro de El Cuarteto de Nos. La banda uruguaya sacó un nuevo álbum “Apocalipsis zombie”, una metáfora –y crítica- de la sociedad actual donde la contundencia del rock se mezcla con aires de chacarera, la electrónica y la psicodelia.
Con sus nuevas canciones, los músicos están girando por Argentina y a Salta llegarán el miércoles 30 de agosto. El recital será, a las 21, en el Teatro del Huerto. “Es un ámbito nuevo para nosotros y para el público pero creemos que nuestra propuesta se potencia mucho más en un teatro. Hicimos una apuesta muy grande en proyecciones audiovisuales que acompañan a las canciones y que se pueden apreciar desde cualquier ángulo de la sala”, anticipó el músico.
“Apocalipsis zombie” está habitado por diferentes personajes que, a través de un realismo fantástico ideado por Musso, retratan a la sociedad actual. Está “La bestia”, “El invisible”, “El innombrable”, “El gaucho”, “Los zombies”, de quienes, según su creador, “todos tenemos algo”.
En una entrevista con LA GACETA, el líder del Cuarteto de Nos contó más detalles del disco y del presente de la banda.
Dicen que “Apocalipsis zombie” es la continuación de la trilogía de “Raro”, “Bipolar” y “Porfiado” y que sus sonidos están pensados para el vivo. ¿Cómo definieron el concepto del disco?
Cuando compongo las canciones para definir el concepto del disco me fijo mucho en qué tipo de canción y melodías le están faltando al vivo. A partir de ahí me veo que está faltando, me interesa mucho buscar un ritmo o la letra.
¿Cuál es el mensaje de “Apocalipsis zombie”?
Me llamó la atención el fenómeno y me puse a estudiarlo desde diferentes perspectivas psicológicas y filosóficas. Encontré que el denominador común de todas es que el zombie surge en las épocas de crisis. Si lo traslado a la actualidad creo que el reflejo más aterrador no es el miedo al otro sino mirarnos a nosotros mismos en el espejo y vernos como parte de esta sociedad en descomposición.
El disco anterior “Habla tu espejo” era más introspectivo, y personal. ¿Por qué decidiste correrte de ese lugar y poner tu mirada en el afuera?
Las canciones de “Habla tu espejo” le dieron al vivo una dimensión nueva, más emotiva. Fue un experimento ver cómo convivían esas canciones del Cuarteto con otras que son un poco más festivas, como una especie de montaña rusa de emociones. Para la gente fue increíble. Esos temas van a seguir pero con este disco me pareció que volver a escribir sobre ese Roberto interior ya era caer en reiteraciones. Y ahí pensé crear personajes de un realismo fantástico y que cada uno cuente su mirada de la sociedad actual. Eso genera mucha empatía porque todos tenemos un poco de bestia, de invisible, etc.
Después de una década y cinco discos junto a Juan Campodónico en “Apocalipsis zombie” eligieron sumar otra mirada, la de Cachorro López. ¿Cómo fue la experiencia?
Fue increíble. Nosotros veníamos trabajando con Campodónico y hablamos de que estaría bueno sumar a este disco una mirada ajena a la banda, aires frescos y nos pareció importante en ese momento. Cuando Cachorro se enteró que lo buscábamos se contactó con nosotros porque era fan de la banda. Fue una experiencia nueva porque fue el primer disco que grabamos fuera de Montevideo y eso estuvo buena porque nos s permitió meternos de lleno en la producción y grabación del disco. Cuando escuchas el disco te das cuenta de ese cambio, el Cuarteto se muestra sonóricamente renovado.
En 30 años de historia, el Cuarteto de Nos pasó por distintos estados. ¿Cómo fue cambando la relación con el público?
Ha ido cambiando paulatinamente. Empezamos como una banda informal y amateur. Lo que empezó siendo un hobbie mientras manteníamos nuestras carreras universitarias paralelas y nuestros trabajos, fue creciendo y a mediados de los 90 el Cuarteto de Nos se fue convirtiendo en una banda más masiva. En el 2006, la repercusión de Raro fue una sorpresa para nosotros. Representó salir de Uruguay y Argentina, o mejor dicho Buenos Aires. Si hago una retrospectiva, hace diez años yo no me imaginaba este momento.
¿Qué rol crees que tiene el arte en las movilizaciones sociales?
Yo veo uno puede aportar desde lo que uno es fuerte. Me siento más útil mandando un mensaje social a través de la música. Por más que mis canciones estén recubiertas de ironía, soy de la idea de que al que las escucha le tiene que quedar algo. También pienso que no es un buen momento para la buena música.
¿Qué música estás escuchando?
Yo escucho mucha música como elemento para hacer canciones. Voy por el rap y el hip hop, también folclore para hacer “Calma Vladimir”, por ejemplo. No somos fundamentalistas del rock. Si hay algo de los otros géneros que le aporten algo a la canción lo incluimos. Es parte de buscarle la vuelta.