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Reynoso convive entre gestos de muerte y enemigos en la cárcel

Su abogado contó cómo pasa sus días y describió algunos ataques que el ex juez de Orán soportó al estar detenido.
21 Sep 2017
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Los últimos 14 meses de su vida, Raúl Reynoso ha convivido con la angustia por su procesamiento y las constantes amenazas con gestos de muerte que provienen de personas que duermen a metros de él y que, en muchos casos, fueron enviados tras las rejas por el propio ex juez federal de Orán.

El acusado de asociación ilícita y de liberar a narcotraficantes a cambio de coimas está detenido en la Cárcel Federal de Güemes desde julio de 2016, rodeado de presos que él mismo encarceló. Por el riesgo que esto implica, fue alojado en el pabellón de Lesa Humanidad para alejarlo de los internos que podrían buscar cobrarse venganza.

Sin embargo esta medida parece no haber sido suficiente porque, en la primera audiencia del juicio en su contra que comenzó semanas atrás, Reynoso denunció ante el Tribunal que tanto él como su familia habían sido víctimas de amenazas y sospechoso ataques.

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En un intento más por lograr que se disponga su arresto domiciliario para cumplir con su prisión preventiva, contó que se enteró que podría ser víctima de un ataque destinado a acabar con su vida.

¿Qué pasó la noche anterior?  

Su abogado, Federico Magno, le contó detalles a LA GACETA acerca de lo sucedido. “Las hijas le contaron que un periodista se comunicó con ellas para avisarles que se había enterado de que un interno había recibido órdenes de atacarlo”, relató respecto de lo acontecido justo la noche anterior al inicio del juicio.

Ni bien se anotició de que corría riesgo, Reynoso reunió en su celda a sus ocho compañeros de pabellón para comunicarles la información recibida y consultarles si sabían algo. Luego de esa conversación, acordaron cuidarse entre ellos, estar en permanente estado de alerta, que nadie ingrese al sector y que si alguna persona debe hacerlo, que se garantice la debida custodia del Servicio Penitenciario.

Desde un primer momento Reynoso supo el nombre de quien sería su atacante, pero por su seguridad, todavía no lo dieron a conocer públicamente, pese a que sí fue comunicado al fiscal correspondiente para que inicie una investigación.


LA GACETA logró saber que esa persona no figura en los registros de ocupantes del pabellón en dónde está Reynoso pero sí se encuentra en otro pabellón pero del mismo sector, por lo que una de las medidas solicitadas al Servicio Penitenciario fue que esa persona en particular se mantenga alejada del lugar.

Un aspecto que contribuyó al temor del ex magistrado es que por esos días había 12 o 13 personas que estaban en su sector por buen comportamiento pero que cumplían penas vinculadas a otros delitos como narcotráfico. Anoticiado de esto en la audiencia, el fiscal Carlos Amad solicitó que sean inmediatamente separados.

“Reynoso vivió horas de angustia e incertidumbre, por eso su intranquilidad sigue latente”, expresó Magno.

Gestos de muerte

Aquél episodio no fue el único que el entorno del ex juez asegura que tuvo que soportar. Apenas fue trasladado a Güemes, estuvo 24 horas aislado, encerrado en una habitación sin ventanas, según su abogado.

Una vez en su pabellón, asegura que las amenazas fueron “constantes y permanentes” y contó que muchas veces los internos le hacen señas de que le van a cortar la cabeza y lo insultan y que denunciaron estos episodios por lo que constan en el expediente en los pedidos de excarcelación.

Magno recordó un ataque en particular para ejemplificar su relato: “un día, Reynoso caminaba cruzando un pasillo cuando fue abordado por dos reclusos que hacían tareas de limpieza, afortunadamente fue salvado por los guardia cárceles que estaban allí”, reveló.

Reynoso insistió en su inocencia: conocé los ejes de su estrategia

Pese a las denuncias de Reynoso, durante la instrucción e incluso el Tribunal que actualmente lo juzga, rechazaron reiteradamente sus pedidos de arresto domiciliario. “Los achaques físicos constan, lo revisaron hasta peritos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que dejaron constancia de sus padecimientos”, afirmó el letrado al tiempo en que insistió en que no piden un beneficio sino un derecho. “Es exagerado que cumpla la detención en esas condiciones físicas, psicológicas y emocionales, por un rasgo humanitario hubiese correspondido un arresto domiciliario”, consideró.

De mejor semblante y compenetrado en su defensa

Mientras pasa sus días detenido en Güemes, Reynoso se dedica desde hace meses a estudiar en profundidad las acusaciones en su contra para defenderse de la mejor manera. Más allá de su diabetes e hipertensión, su ánimo mejoró desde que comenzó el juicio.


“Antes del juicio estaba muy angustiado, con incertidumbre y pesar por cómo se venía desenvolviendo el caso ya que se nos rechazaba todas las presentaciones que hicimos y, ahora que se aceptó la prueba, su semblante ha cambiado porque entendemos que es más justo y que este Tribunal le dio todas las garantías para que se decida a declarar”, señaló Magno para luego recordar que tuvieron que recusar a la jueza Mariana Catalano –había sido designada como cuarta magistrada-, ya que, a sabiendas de su declaración en una nota periodística en la que había opinado prejuzgando sobre el caso, “se presentó igual y era tendencioso”.

Fue el único de los ocho imputados que optó por declarar y lo hizo por más de cuatro horas con un relato extenso y detallado sobre cada cuestionamiento en su contra, muy diferente a cómo declaró en el inicio de la causa. “Cuando declaró en la instrucción, lo hizo someramente en referencia a las causas porque recién tomaba conocimiento de lo que se le acusaba y ahora, en este año y medio, se abocó de  lleno a repasar los fundamentos de las resoluciones de las causas que hoy se le endilgan”, contó su representante.

Reynoso sostiene que todas sus resoluciones sospechadas fueron dictadas acorde a derecho, no solamente por sus fundamentos sino por el control de legalidad a la que fueron sometidas por el fiscal de Instrucción, la Cámara Federal de Apelaciones y hasta el fiscal de Cámara. “De todos los expedientes en que se lo cuestionas, ninguno de los nueve llegó a Casación, entonces también habría responsabilidad de los fiscales, que deberían haberse encargado del contralor y de la Cámara Federal que nunca dijo que había algo sospechoso”, disparó.

Pese a que Magno le sugirió que no se someta a responder preguntas de las partes, Reynoso decidió hacerlo para intentar demostrar su inocencia. Es por ello que cuando el juicio se reinicie el lunes, el ex juez deberá continuar contestando las preguntas que le hagan los abogados que no llegaron a hacerlo en la última audiencia.


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