En Salta narcos, prostitutas y estudiantes tienen sus santos protectores

Sus tumbas se convirtieron en altares populares. Conocé las creencias más extrañas de la zona.

16 Jun 2015
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DEVOCIÓN. Fieles se acercan a dejar sus ofrendas a Sanhueso. FOTO LA GACETA

En su altar no faltan flores, placas de agradecimiento ni cigarros; tampoco narcos, sicarios, mulas y contrabandistas, quienes llegan hasta el lugar para pedirle a la tumba de esa niña de 12 años, más conocida como “Almita Desconocida” que los proteja en sus misiones.

Esto sucede en la frontera con Bolivia, cerca de Salvador Mazza, uno de los principales lugares de ingreso de cocaína a la provincia y al país. Según afirman los habitantes del lugar, todos los que deben venir a la Argentina con una misión se detienen a dejar un ramo de flores a la Almita, porque, afirman, cumple con todo lo que se pide. 




La historia de “Almita desconocida” es tétrica y presenta algunas lagunas importantes. Hace unos años, los habitantes de Yacuiba encontraron el torso y algunas extremidades de una joven. Circularon varias hipótesis sobre la muerte, aunque ninguna fue probada: que era una mula y la mataron para sacarla las cápsulas, que fue un ajuste de cuentas, o se trató de un femicidio más. Eso parece importar poco ahora.

El protector de los estudiantes

No hay que ir a la frontera con Bolivia para encontrar otras creencias populares. En Salta Capital, en el cementerio de la Santa Cruz, miles de personas se acercan a la tumba de un niño de seis años asesinado, que se convirtió en el protector de los estudiantes. 

  

En la tumba de Pedro Sanhueso, no faltan, junto a las velas, carpetas, cuadernos, juguetes, títulos universitarios y hasta vestidos de casamiento.

En una placa, dejada por familiares de sus compañeritos, se puede leer: “no conoció padres, a los 6 años subió a los cielos mártir y víctima de un monstruo humano. Rogad a Dios por su alma inocente. No lo olvidaremos más".

Las prostitutas tienen quien las proteja

Los salteños están convencidos de que Juana Figueroa es la principal protectora de los trabajadores de la calle, especialmente de las prostitutas.

Su santuario fue erigido en los márgenes del canal de la avenida Irigoyen, lugar donde se desarrolló el crimen de la mujer.

Figueroa tenía 22 años cuando fue asesinada por su marido, que utilizó una de sus herramientas de carpintería para romperle el cráneo. ¿Cómo se convirtió, entonces, en la protectora de los trabajadores de la calle y las prostitutas? 





En estos tres casos faltan datos que permitan entender racionalmente el paso que se da entre la vida de la persona, su muerte y la conversión a un estado de veneración. Son nuevos mitos urbanos, creados para dar respuesta a temores, a todo lo que se puede controlar ni entender.

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