Femicidio de Andrea Neri: ¿qué cambió en Villa Las Rosas?

A seis meses del crimen a manos de “Chirete” Herrera, ¿qué medidas preventivas se tomaron y qué prohibiciones se aplican en el Servicio Penitenciario y en las cárceles de Salta?

05 Jul 2017
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“Sin ninguna duda el femicidio de Andrea Neri marcó un antes y un después en la vida del Servicio Penitenciario; implicó que hiciéramos una profunda revisión del sistema de ingresos y permanencias en la Unidad Carcelaria N°1 y en las demás cárceles de toda la provincia”, dice a LA GACETA el secretario de Políticas Penales, Pablo Alavila.

Se cumplen seis meses de uno de los crímenes que marcó la historia carcelaria de Salta. El jueves 5 de enero la joven mamá ingresó a la cárcel de Villa Las Rosas para visitar junto a su bebé de meses a Gabriel “Chirete” Herrera, el femicida que ya cumplía condena cuando en 2006, en la cárcel de Güemes asesinó a puñaladas a quien era, por entonces, su pareja.

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La investigación penal determinó serias negligencias. El fiscal Pablo Rivero apuntó a los jefes y guardias de los pabellones y los imputó por incumplimiento de deberes de funcionarios públicos aunque omitió investigar al ex director del Servicio Penitenciario, César Rodríguez. Pidió llevar a juicio al Jefe de Pabellón “E”, Héctor Augusto Franco; al subjefe del Departamento de Vigilancia y Tratamiento, Fernando Daniel Velásquez; al Director del penal, Juan Carlos Gutiérrez, y al jefe del Departamento de Vigilancia y Tratamiento, José Luis Ávalos. A ellos se suma Nelson Alexandre Cardozo acusado de abandono de persona seguido de muerte. El magistrado indicó que los funcionarios no extremaron e hicieron valer las condiciones de seguridad para velar por la seguridad de Neri considerando el peligro que representaba Herrera.

Entonces, ¿qué cambió en el sistema de Seguridad del Servicio Penitenciario? ¿Qué recaudos se tomaron para, de ahora en más, evitar nuevos hechos teñidos de violencia?

El acceso a la cárcel

El sistema de visitas ordinarias de la cárcel de Villa Las Rosas estipula los días jueves y domingos para el acceso a las familias de los presos. Una de las falencias fue el viejo sistema de ingreso por planilla: las personas aportan sus datos en la planilla que firmaba el guardia, pero no había mayores controles. Según Alavila, “se pudo comprobar que una persona que ingresaba a la cárcel para visitar a un interno, salía y visitaba a otros más, eso fue un gran problema”.

En la Unidad Carcelaria 1 de Salta habitan 1.270 internos que cumplen condenas de todo tipo: robo, hurtos, homicidios o femicidios, entre las principales causas.

El 5 de enero, Neri visitó a “Chirete” Herrera. Ingresó al penal cargando en brazos al hijo que tenían en común, en el Pabellón "E". Discutieron y Herrera se movió con libertad: según el Fiscal llevó a la víctima desde el patio destinado para las visitas íntimas hacia un baño. Allí habría tenido la intención de ultimarla, pero la presencia de otro preso lo llevó a cambiar de planes y hacerlo en la celda 372 donde cumplía su condena. El abogado de la familia Neri, Santiago Pedroza, indicó por esos días a LA GACETA que de acuerdo a las cámaras de seguridad, Herrera se movió con autoridad mientras los guardias estaban de espaldas.


Un interno atestiguó que el 5 de enero padecía un malestar estomacal y fue hasta un baño. Al mismo lugar ingresó “Chirete” llevando por la fuerza a Neri. Se estableció que en ese lugar Herrera intentó agredir o someter sexualmente a su pareja quien se resistió verbalmente, lo cual fue escuchado por el testigo. Entonces el femicida se percató que no estaban solos y esperó a que el otro preso abandonara el lugar.

El preso detalló que al regresar a su celda miró hacia atrás y vio que “Chirete” llevaba a su pareja a la rastra a la celda. Advirtió esta maniobra al guardia ubicado en un extremo de la celda pero su relato no fue tenido en cuenta. Entonces, la asesinó.

En diciembre de 2016, las autoridades penitenciarias analizaron introducir un sistema digital de tarjetas electrónicas para controlar las visitas al Servicio Penitenciario. El femicidio de Neri aceleró la utilización del sistema que luego se aplicó y actualmente está en funcionamiento.

Los cambios

El caso Neri generó normativas y memorándums internos para reorganizar las visitas bajo cinco premisas.

La primera de ellas es la incorporación de tarjetas magnéticas que brindan información personal y de los familiares acompañada de una foto personal de quien ingresará al penal. También sobre el preso a quien visitarán.

El sistema se aplica a las visitas ordinarias de los jueves y domingos, días en los que unas 1.400 personas concurren, habitualmente, a la cárcel. En fechas especiales como Día del Padre, Madre o Niño, las visitas ascienden a 1.800.

“Gracias a esto vimos que habían visitas que entraban y salían, y visitaban a varios internos. Era una situación que no debía darse. Había momentos en que las personas salían, acudían a otro box y visitaban a otros internos”, dice Alavila.


El femicidio de Neri también introdujo otros dos cambios fundamentales: la prohibición de ingreso con bebés y las visitas íntimas. Hasta el 5 de enero, las visitas podían realizarse con un menor de hasta dos años de edad. “Había situaciones donde las madres decían que no tenían un familiar para dejar al cuidado del niño o bien que era hijo del interno y él tenía derecho a verlo. Con el caso Neri, se eliminó esta posibilidad”, aseguró el funcionario. La medida preventiva se hizo extensiva a todas las unidades carcelarias de Salta suspendiendo las visitas privadas a los internos más peligrosos hasta tanto se avance en los trabajos técnicos de los gabinetes interdisciplinarios para el interno y la familia.

La incorporación de más cámaras de seguridad y scanners para vigilar cada recoveco durante las visitas es otra de las claves. Por último indicaron que se trabaja en reformas edilicias para ampliar la infraestructura de la cárcel con nuevos lugares para las visitas comunes. El objetivo es acondicionar los espacios para que los jefes y guardias tengan mayor control de lo que sucede en las visitas, quienes ahora están en espacios más abiertos.

La nueva gestión y su impronta

El flamante director del Servicio Penitenciario, Juan Alberto Daza, también dialogó con LA GACETA sobre los cambios que intentará conducir a través de su gestión. Nombrado recientemente en el cargo, aunque ya cumplía funciones en Villa Las Rosas, aseguró que “el objetivo es mejorar la guardia y la custodia de las personas que están privadas de su libertad respetando sus derechos y también las de sus familias”.

Aseguró que buscará el cumplimiento de las penas priorizando la comprensión y el respeto hacia la reinserción social de los presos mediante la educación y el deporte mediante distintos programas y vínculos con universidades. Concluyó en la importancia de informatizar el sistema carcelario de Salta y la capacitación del personal.

Señaló la importancia de la reinserción social de las personas que cumplen condenas. Coincidió con Alavila sobre la necesidad de aceitar los controles de ingreso, permanencia y salida de los familiares para garantizar su seguridad. Lamentó el caso de Andrea Neri y dijo, desde entonces, “se trabaja profundamente para que no vuelva a pasar un hecho similar”.

“La pena no es solo del interno, la cumple también la familia”

El inspector Vicente Burgos indicó que “fue un acierto prohibir el ingreso a la cárcel con bebés para no exponerlos a situaciones de violencia. El caso de Andrea nos indicó esa necesidad”.

Las situaciones de violencia y las de cada preso en particular implican un continuo monitoreo en las visitas donde “la pena no es solo del interno, la cumple también la familia”.

En la Unidad Carcelaria 1 de Salta habitan 1.270 internos que cumplen condenas por robo, hurtos y homicidios, entre las principales causas.

Alertan un notable crecimiento de la población joven ligada al consumo de sustancias y la delincuencia aunque advirtió que es una situación que no es exclusiva de las cárceles de Salta, “es una problemática en las de toda la Argentina y el mundo”.

Una herida que no cerrará jamás

Juan Pablo Neri contó que estos seis meses sin Andrea han sido difíciles para la familia. “Veo a mi nieto y me da impotencia que no pueda ver nunca más a su mamá, me duele”.

El reciente pedido de juicio a cinco guardiacárceles por el femicidio de su hija no lo deja satisfecho porque “nunca se investigó a César Rodríguez que estaba a cargo del Servicio Penitenciario, él como máxima autoridad fue tan responsable como los guardias”, dijo.


Se hizo eco de la investigación del fiscal Pablo Rivero que determinó serias negligencias en el protocolo y las medidas de seguridad que los guardias no cumplieron, además de que uno de ellos omitió el aviso de un preso sobre las agresiones de Herrera a Neri. Cuestionó que las autoridades del Servicio Penitenciario “no tuvieron en cuenta la peligrosidad de ‘Chirete’ y le permitían moverse con total libertad, es una persona peligrosa a la que no controlaron, le dieron privilegios y mi hija lo pagó con su vida”.

El femicidio de Andrea escribió la historia más oscura del Servicio Penitenciario y desde entonces se han tomado medidas para resguardar la seguridad de las familias y los internos. Juan Pablo lamentó que “hayan esperado a un caso así para controlar lo que ya debía hacerse pero celebro que de ahora en más se trabaje para que no vuelva a suceder”.

Los Neri recordarán a la joven mamá con una misa en la iglesia de la Santa Cruz. “Solo queremos justicia y que los responsables paguen por mi hija y por mi nieto que se quedó sin mamá”, concluyó.

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