Hace 11 años, Herrera había estrangulado a su anterior pareja en una visita íntima

El femicida de la cárcel de Villa Las Rosas, mató a su primera mujer en un penal de Metán. “Acabo de matarla”: la misma frase, el mismo final

05 Ene 2017
1

GABRIEL HERRERA. Foto de su Facebook

Gabriel Herrera, el femicida de Andrea Neri, en marzo de 2005 estranguló a entonces esposa durante una visita íntima en la cárcel de la ciudad de Metán. 
Las crónicas periodísticas de aquel entonces, aseguraban que la violenta reacción habría estado motivada por que la mujer le habría dicho que quería separarse. 
Mientras Herrera asesinaba a la mujer, los dos hijos y la madre de ésta aguardaban a que finalizara el encuentro en la sala de visitas de ese penal, ubicado a 154 kilómetros al sur de la capital provincial. El hombre, de entonces 28 años, se encuentra cumpliendo una condena de 60 meses de prisión por el delito de robo calificado. La víctima, en tanto, era su esposa y madre de sus dos hijos, Verónica Soledad Castro, de 29 años. 
La mujer había llegado al penal para visitar a su esposo con aparentes intenciones de comunicarle que quería separarse, según se estableció con posterioridad y de acuerdo al testimonio de allegados de Verónica. 
“Acabo de matarla”: la misma frase, el mismo final 
Verónica Soledad Castro ingresó a la celda 4 del pabellón C y, al finalizar el horario de encuentro, el recluso salió, se acercó a la madre de su mujer que estaba en un salón contiguo y le dijo: “Ahí está su hija, la acabo de matar”, detallaron fuentes del caso. 
De la misma manera procedió con su segunda víctima en el penal de Villa Las Rosas, cuando se acercó a un guardia cárcel y al entregarle la bebé le dijo: “acabo de matarla”.
Aquel día personal del Servicio penitenciario ingresó a la celda y encontró a Castro ya fallecida, con la remera de su esposo alrededor del cuello. 

Gabriel Herrera, el femicida de Andrea Neri, en marzo de 2006 estranguló a su entonces esposa durante una visita íntima en la cárcel de la ciudad de Metán. 

Las crónicas periodísticas de aquel entonces, aseguraban que la violenta reacción habría estado motivada por que la mujer le habría dicho que quería separarse. 

Mientras Herrera asesinaba a la mujer, los dos hijos y la madre de ésta aguardaban a que finalizara el encuentro en la sala de visitas de ese penal, ubicado a 154 kilómetros al sur de la capital provincial.

El hombre, de entonces 28 años, se encontraba cumpliendo una condena de 60 meses de prisión por el delito de robo calificado. La víctima Verónica Soledad Castro, de 29 años, era su esposa y madre de sus dos hijos.

La mujer había llegado al penal para visitar a su esposo con aparentes intenciones de comunicarle que quería separarse, según se estableció con posterioridad y de acuerdo al testimonio de allegados de Verónica. 

“Acabo de matarla”: la misma frase, el mismo final 

Verónica Soledad Castro ingresó a la celda 4 del pabellón C y, al finalizar el horario de encuentro, el recluso salió, se acercó a la madre de su mujer que estaba en un salón contiguo y le dijo: “Ahí está su hija, la acabo de matar”, detallaron fuentes del caso. 

De la misma manera procedió con su segunda víctima en el penal de Villa Las Rosas, cuando se acercó a un guardiacárcel y al entregarle la bebé le dijo: “acabo de matarla”.

Aquel día de 2006 personal del Servicio penitenciario ingresó a la celda y encontró a Castro ya fallecida, con la remera de su esposo alrededor del cuello. 

Comentarios