Juicio a Reynoso: un testigo dijo que pagó un millón de pesos por dos libertades

Gustavo Meneses pagó primero por su hermano y luego por otro detenido de la misma causa por pedido de la abogada Esper.

22 Nov 2017
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ESTUDIANDO LA CAUSA. Reynoso se prepara para una nueva audiencia. FOTO LA GACETA

Cómo, dónde, por qué, a quién y para qué pagó un millón de pesos fue lo que explicó con detalle un testigo en la audiencia de ayer en el juicio contra el ex juez federal de Orán, Raúl Reynoso, y otras siete personas acusadas de pedir coimas para beneficiar a detenidos en causas de narcotráfico.

Gustavo Meneses se sentó como testigo en virtud de que aseguró haber pagado para que liberen a su hermano Pablo Meneses, quien fue uno de los empresarios carniceros detenidos en la causa en que estuvo imputado por narcotráfico, lavado de activos, evasión fiscal y tráfico de divisas junto a Iván Cabeza y Bruno Mazzone.

El testigo contó que apenas su hermano fue detenido, amigos y allegados le recomendaron a la abogada –imputada en la causa- María Elena Esper. “Desde un primer momento nos dijo que la única manera de que mi hermano recupere la libertad era pagando”, relató Gustavo Meneses.

El testigo fue el encargado de negociar, acordar y entregarle el dinero a la abogada y contó que en total debía pagar medio millón de pesos, para lo cual primero juntó $200.000 para iniciar el trámite, los cuales entregó en el departamento de la abogada.

El pago en el mismo Juzgado

Con detalles y debiendo repetir cómo fue la operatoria, Meneses explicó que luego juntó otros $100.000 que pagó con extraños movimientos: dijo que primero se encontró en un remis con Esper y que ahí puso el dinero en un bolso de la abogada. Luego ingresaron al Juzgado Federal de Orán, donde Esper conversó con el empleado –también imputado- Miguel Saavedra, quien luego fue a decirle a Reynoso que la abogada quería verlo.

Esper avisó que declarará en la próxima audiencia, que se celebrará el lunes 4 de diciembre a las 8. Será la segunda de los ocho imputados en declarar, ya que solo Reynoso lo hizo hasta el momento.

Según el relato del testigo, cuando Esper fue invitada a pasar, él la acompañó hasta el pasillo que conduce al despacho del juez, en donde le entregó el bolso e ingresó al baño, mientras la abogada siguió derecho.

Minutos después, Esper salió del despacho, le entregó el bolso vacío a Meneses y se fueron a almorzar. Con eso ya se totalizaba el pago de $300.000 de los $500.000 que debía abonar. Para juntar el resto se demoraron unos días pero al tener el dinero, repitieron la misma operatoria en el Juzgado. Al poco tiempo, su hermano salió en libertad.

Meneses no vio a Esper junto a Reynoso porque no ingresó al despacho pero sí afirmó que desde un comienzo, la abogada le dijo que el dinero era para “el tío”, forma en la denominaba al ex magistrado.


MARÍA ELENA ESPER

También dijo que jamás supo ni vio ninguna presentación escrita de Esper en la causa de su hermano porque ella le decía que no hacía falta y que el dinero pagado no fue en concepto de honorarios ya que después exigió $115.000 por sus servicios, como así también solicitó más dinero de coima para lograr la devolución de los elementos que les secuestraron durante los allanamientos.

Ratificó la historia de Mazzone porque la protagonizó

La semana pasada, Bruno Mazzone declaró que al ver como su consorte de causa (Pablo Meneses) recuperaba la libertad mientras que las presentaciones de sus abogados eran rechazadas, le pidió que le diga a Esper que lo represente.

La abogada aceptó y comunicó que debía pagar la misma suma, medio millón de pesos, para salir de la Cárcel Federal de Güemes. El testigo Meneses ratificó la historia y contó que él mismo se encargó del pago también en este caso, porque ya contaba con la confianza de la abogada.

“Primero pagué $150.000 en el Juzgado, haciendo lo mismo que las otras veces, luego otros $150.000 que entregué en el departamento de Esper, a donde después llevé los otros $200.000”, describió Meneses sosteniendo que Mazzone fue liberado a los pocos días.

Siete perlitas de la última audiencia del juicio a Reynoso

Entre las llamativas confesiones del testigo, dijo que para reunir el dinero debió vender todo tipo de bienes y hasta recurrir a la usura y al no pago de proveedores.

La palabra del secretario privado del juez

Rodrigo Quipildor fue el secretario privado de Reynoso desde 2009 a 2015 y su declaración como testigo no se apartó en nada de lo declarado por los otros empleados del Juzgado que ya atestiguaron. Refirió a la rigurosidad en el control y sanciones a los empleados, sobre su carácter fuerte y sobre como imponía su autoridad, ya que sus determinaciones no se discutían.

Negó haber presenciado o escuchado nada acerca de coimas pero sí ratificó que Esper y Ramón Valor  -abogado imputado- eran quienes pasaban con mayor frecuencia por el Juzgado y eran atendidos personalmente por Reynoso. Incluso detalló que el juez ordenaba acelerar las causas para devolverles efectos secuestrados a clientes de esos mismos abogados. 


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