Cuando el pánico se sale de control

Los ataques de pánico afectan a tres de cada 10 personas en todo el mundo y las mujeres los padecen más. Una especialista explica el trastorno que bajó del escenario a Joaquín Sabina.

15 Dic 2014
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FOTO SUPERACIONPERSONALEFICAZ.COM

"Realmente no me encuentro bien", dijo Joaquín Sabina poco antes de bajar del escenario con un ataque de pánico que lo dejó entre lágrimas, tembloroso, escurridizo. Cinco años después de su último concierto en solitario, el cantor tuvo que retirarse ante el miedo, un trastorno que, según la OMS, afecta a tres de cada 10 personas en todo el mundo y que se ha convertido en una de las plagas del siglo 21.

"Los ataques de pánico se caracterizan porque la persona de repente empieza a tener una serie de síntomas físicos, aunque esté en su casa mirando tele o caminando por la calle. No es que le pasa algo en particular sino que de la nada se le acelera el corazón, le falta el aire, se agita la respiración, tiene sensación de desmayo o de que va a tener un ACV, y si va a una guardia en un hospital es probable que no se le haga un diagnóstico del pánico y vuelva a casa con un calmante", cuenta Débora López, licenciada en psicologia y especializada en terapia cognitiva comportamental.



El ciclo se ha disparado y quien lo padece empieza a tener miedo a su propio miedo, a esperar las crisis y angustiarse ante la posibilidad de que se repitan. "Esto genera más angustia porque los síntomas son reales y al no tener diagnóstico esto empeora", agrega López. Los ataques pueden ser aislados, sin que representen un problema para el funcionamiento normal de la persona, o ser recurrentes y repetirse hasta varias veces al día. "Una vez que se hace el diagnóstico y la persona sabe que es un síntoma de la ansiedad, entonces comienza a perder el miedo a morirse, aunque los síntomas sigan apareciendo"m explica y agrega que el tratamiento suele ser una combinación de medicación y terapia. 

"A medida que el paciente va modificando su modo de percibir la realidad, los síntomas van desapareciendo y la recuperación es muy buena. La medicación es necesaria porque el cerebro está en un estado de alerta permanente producido por él mismo, y necesita calmarse para poder modificar el ciclo", apunta.

"Lo primero es vencer el trastorno de pánico y las limitaciones que le produce", dice y agrega que las personas ansiosas suelen tener una mirada particular de la vida: el mundo es un lugar peligroso, se sienten sin recursos, están preocupados por el futuro y es probable que no puedan manejar bien algunas situaciones de estrés. "El paciente tiene que cambiar esa mirada, vivir más en el aquí y ahora, no mirar tanto el futuro ni catastrofizar situaciones. De esta manera tendrá más recursos y menos probabilidades de padecer estas crisis", concluye.


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