Las dietas insalubres están entre los principales factores de riesgo para la salud de las personas. Si a esto se le suma que la economía no ayuda y los alimentos “sanos” son cada vez más caros, comer sano pareciera ser un desafío.
Comer sano, es decir, en calidad y cantidad suficiente en épocas de crisis suele ser un conflicto para la economía familiar. La Organización de las Naciones Unidas considera la alimentación como un “requisito para la supervivencia y el bienestar de la humanidad”. Una alimentación equilibrada debe ser variada y adecuarse a cada persona dependiendo de su edad, sexo, actividad, nivel socioeconómico y hábitos-costumbres, aunque en todos los casos los principios básicos de alimentación saludable son los mismos.
El aumento del costo de la canasta básica de alimentos, impacta directamente en el acceso a alimentos saludables, optando en muchas oportunidades por productos más económicos pero pobres en términos nutritivos.
Desde Fundación Barceló recomendaron algunos alimentos básicos que debemos priorizar a la hora de hacer las compras:
Carne: se recomienda comer 50-60 gramos diarios para tener la cantidad de proteínas y hierro necesario. Una albóndiga equivale a la porción recomendada. Se aconseja comprar cortes de menor costo como carne molida y combinarla con legumbres o cereales (como lentejas o arroz) para lograr calidad alimentaria.
Lácteos y derivados: aportan proteínas y calcio. Se aconseja consumir 50 gramos de queso tipo port salut, un vaso de leche, y una cuchara sopera de queso de rallar diarios. Huevos: la unidad aporta proteínas de muy buena calidad. Se puede alternar con la carne para lograr un equilibrio proteico.
Frutas y verduras: Dos frutas y una porción de verduras diaria permitirán obtener vitaminas, minerales y fibras necesarias. Para abaratar costos se recomienda comprar productos de estación. Además, Fundación Barceló sugiere consumir alimentos preparados en casa, en lugar de procesados, para contribuir a la economía familiar. Prepararlos diariamente contribuye a mantener una dieta balanceada y conocer los ingredientes de cada comida, evitando el alto consumo de grasas saturadas y productos artificiales.
¿Cómo comprar de manera inteligente?
En primer lugar, seleccionar productos de temporada y de origen local. No acudir a la compra en ayunas o en momentos del día en que se tiene más hambre, siendo probable comprar alimentos ricos en grasas. Es importante prever qué se necesita para no duplicar la adquisición de productos y terminar tirando alimentos vencidos. Antes de ir de compras, revisar la heladera y alacenas. Por último, ajustarse a una lista elaborada con antelación, que incluya alimentos para una grilla de menúes semanales que contemple las necesidades alimentarias y nutricionales.