La polémica generada por la posible creación de zonas rojas en la ciudad de Salta abrió un amplio abanico de posibilidades para llegar a una solución. El Concejo Deliberante de la ciudad debate este asunto y tiene en sus manos el poder de definir la situación que actualmente tiene en alerta a miles de vecinos de nueve zonas de Salta.
Los concejales poseen posturas muy variadas posturas sobre el tema, y aunque la mayoría considera “irresponsable” la delegación que realizó la Provincia sobre el Municipio con la modificación del artículo 114 del Código de Contravenciones (permite el ejercicio y la demanda de prostitución en una área específica del ejido municipal), no encuentran una alternativa que pueda satisfacer las demandas de las trabajadoras sexuales y de los vecinos de la ciudad.
Según Alberto Castillo, representante del PRO en el Concejo, “tenemos que volver a las casas de citas”. El edil que asumió su banca en diciembre sostuvo que en esos locales el Estado ejercía una regulación controlando a las personas que ejercían la actividad. “Había un control de la trata, había un carnet sanitario y constituía una actividad privada que se ejercía dentro de un ámbito privado”, expresó.
El representante vecinal sostuvo además que en estos espacios las trabajadoras sexuales podrán estar más protegidas, contenidas y controladas.