El cuerpo de Emanuel fue encontrado el 7 de noviembre en un basural ubicado en la parte trasera del barrio Parque La Vega, en el sur de la ciudad. Desde su hallazgo, la investigación marcha por un camino que no satisface a los familiares.

Sobre la tarde de aquél día, la madre del joven desaparecido desde el 30 de octubre (la data de muerte coincide con esta fecha), realizó la identificación y confirmó que se  trataba de su hijo. Lo hizo tras participar de un reconocimiento en la morgue judicial. 

La causa pasó a manos de la Fiscalía de Graves Atentados contra las Personas que, pese a ordenar mas medidas de pruebas, siguió con la misma hipótesis inicial que indica que se trataría de un suicidio, lo que no conforma a los familiares que sostienen que se trata de un homicidio.

Para justificar su postura, el fiscal Ramiro Ramos Ossorio contó detalles del estado del cuerpo, sosteniendo principalmente que el cuerpo tiene la marca o surco de una soga sobre su cuello y que es uno de los principales indicios que son compatibles con un suicidio, razón por la cual por ahora no hay sospechosos ni detenidos.

El cuerpo fue encontrado apoyado sobre un conjunto de bloques de cemento y piedras y luego de pasar días completamente expuesto al sol por lo que estaba en un avanzado estado de descomposición.

Los análisis forenses determinaron que la temperatura a la que estuvo sometido el cuerpo en el lugar fue de alrededor de 50°, favoreciendo su descomposición ya que las piedras y los bloques  generaron una especie de hoya.

Producto de los días que pasó a la intemperie, fue atacado por animales dejando el cuerpo en tal estado que resultó imposible determinar si recibió algún tipo de ataques (golpes o puñaladas) en la zona del pecho y el abdomen.

Asimismo el fiscal afirmó que no se encontraron lesiones óseas, lo que también lo lleva a descartar la posibilidad de un homicidio.