Caso Cintia Fernández: la policía en jaque

El juicio demuestra errores en la investigación del crimen, tan sistemáticos que ya no parecen errores.

19 May 2019
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El 30 de mayo se espera que los jueces a cargo del caso por el asesinato de Cintia Fernández dictaminen sentencia. No se puede saber, aún, qué pasará ese día; pero en estas primeras cinco jornadas de juicio sí ha quedado claro, incluso evidente, el pésimo accionar de quienes debían investigar el caso, en el que –es necesario señalar- el principal acusado es un policía.

Gimena Núñez, la subcomisario a cargo del peritaje de la escena del crimen y quien estuvo a cargo de la investigación durante los primeros meses, quedó detenida, después de mostrar numerosas contradicciones. Núñez también había tenido un rol controversial, durante la reconstrucción de las muertes de Luján Peñalva y Yanina Nüesch.

Al día siguiente pasó a declarar el oficial Martín Alberto Flores Saravia, quien sucedió a Núñez en la investigación. El problema de Flores Saravia no fueron tantas las contradicciones como una repentina amnesia. “Ante la falta de recuerdos del oficial, la Presidenta del Tribunal le recuerda que se encuentra bajo juramento de decir verdad y lo invita a hacer un esfuerzo de memoria”, se narró, desde la fiscalía, el hecho.

Como el testimonio (o sus silencios) no convenció a nadie, el representante del Ministerio Público solicitó la remisión de las actuaciones al fiscal de Derechos Humanos, por la posible comisión de un delito de orden público.

El detalle no es menor: tanto la primera persona en investigar el caso y preservar la escena del crimen como quien continuó con esa investigación generan muchas suspicacias, teniendo en cuenta que el sospechoso del asesinato de Cintia Fernández era miembro de la policía, había formado parte de la Brigada, al igual que Flores Saravia.

El viernes prestó declaración una tercera perito, Paola Geipel, licenciada del Departamento de Criminalística que estuvo a cargo de la inspección ocular en el departamento de Parque la Vega, donde fue encontrada la joven.

La profesional dejó en claro que hubo una modificación de la escena del crimen.  "Denota que la escena tal como la encontramos no era la original. Las almohadas con putrilago fueron movidas en forma posterior al inicio del proceso de descomposición", dijo.

Repasemos lo que dijo: en la habitación encontró una almohada con restos de putrefacción y fauna cadavérica, apoyada contra una pared, a una distancia de un metro y medio de la cama. Esos restos, prueban que la almohada estuvo en contacto con el cuerpo durante el periodo de descomposición pero, como por parte de magia, estaba lejos del cuerpo.

El testimonio de Paola Geipel confirma el análisis que hizo el abogado representante de Ana Fernández, Pedro García Castiella: “Más que una protección de la escena del crimen hubo una destrucción de la escena”.

Quizá si el principal acusado del asesinato de Cintia Fernández no fuera un policía, se podría especular que todo se debió a una gran impericia. Cuando los errores se vuelven sistemáticos, la causa parece otra.


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