Si un murciélago aparece en la casa o el departamento, lo que se recomienda es no intentar sacarlo con las manos, ni siquiera con guantes, sino encerrarls con una caja abierta y pasar por debajo un cartón para mantenerlo encerrado dentro. Luego trasladarlo a un espacio abierto y liberarlo. Evitar, además, que se acerquen los niños o los animales domésticos, para evitar mordeduras, que son su único modo de defensa cuando se sienten amenazados.
Si se encuentra escondido en algún rincón o lugar inaccesible, lo que se indica es dejar salidas abiertas en la habitación, porque lo que buscará el animal siempre será alejarse de los humanos, y si está arrinconado es porque está asustado.
Cuando hay colonias instaladas en edificios o lugares abandonados, el protocolo de conservación indica que habrá que sellar todas las salidas del nicho excepto una, para permitir que los murciélagos salgan. Al cabo de una semana o 10 días, todos los individuos habrán salido del refugio y, una vez corroborado que el lugar fue abandonado, sellar completamente el lugar. Se recomienda hacer este tratamiento fuera de las épocas reproductivas, ya que las hembras permanecen con sus crías sin dejar los refugios.
Amigos de la noche
Además de no significar una amenaza para el hombre, los murciélagos cumplen un rol fundamental en la propagación de bosques, al colaborar en la diseminación de semillas. También colaboran con la polinización de las flores silvestres y el control de plagas como los mosquitos. Cada individuo puede comer más de la mitad de su peso por noche en mosquitos, polillas y escarabajos, por lo que su presencia es beneficiosa para los cultivos y las zonas pobladas.
Un rasgo que distingue a la especie es que son altruistas entre ellos. Cuando un individuo no puede salir del refugio, o se encuentra débil, los otros se comportan de manera solidaria y colaboran en su alimentación mediante la rejurgitación.
Según un estudio que realizó la delegación salteña del PCMA en 2009, en la ciudad y San Lorenzo habitan entre siete y 10 especies de murciélagos, que se refugian en plazas, árboles y zonas boscosas.