SOY indecentemente despistado, no hay caso.

07 Jun 2016
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Mis sueños, producto de las horas de películas de ciencia ficción.

Suena la alarma en mi celular y yo salgo disparado de la cama. Para DESPERTARME BIEN, me salpico la cara con agua FRÍA -#¡€%@!!!-


Miro la pantalla y me doy cuenta de que son las ¡3 AM!... configuré mal el aparato...otra vez...


Vuelvo a la cama y me cuesta horrores volver a dormir.

Cuento ovejas, vacas, veces en las que muere Kenny en South Park. 

Cuando -por fin- me duermo, empiezo a soñar. Sueño con zombies y monstruos  gigantes -en mi mente se lleva a cabo un crossover tremendo entre Pacific rim y Resident evil- 


A la mañana y gracias al poco -y mal- sueño, me encuentro en un estado semi inconsciente y choco con todo hasta que logro encontrar mis lentes - que no están donde deberían, osea, su estuche- tres golpes después los encuentro al abrir la heladera -ni siquiera me voy a preguntar cómo es que llegaron ahí-


Ya en la calle, camino en modo automático. Pidiéndole disculpas a todos los árboles y carteles con los que tropiezo. El sueño es un fantasma que se aferra a mi y no quiere dejarme -ni yo que me deje-. Pero como en todas mis relaciones, termino decidiendo dejarlo atrás y seguir con mi vida -y con los trámites que debo hacer-


Encaro hacia un quiosco para comprar chocolates -que caros están T.T- y energizantes -son malos para la salud, YALOSÉ- Al salir, el tipo que atiende me dice: "Flaco, te olvidás los veinte centavos de vuelto. Apuesto a que veinte pesos no te los olvidas".  -yo apuesto a que veinte pesos no me los devolvía-.


Tomo dos "toros rojos" y al instante tengo más energía que un conejo de energizer. Corro, salto y en menos de una hora terminé con todos los trámites que debía hacer -mas que nada demoré en la fila para cargar la tarjeta de Saeta-.


Ya más relajado, paseo un poco por la peatonal Florida. Encaminándome hacia la librería para surtirme de mis elementos de trabajo -Microfibras, papeles y demás cosas que para un dibujante son imprescindibles- 

Cuando de repente, cual canto de las sirenas. Oigo una voz que con sus palabras me obliga a seguirla... "¡¡¡PIZZAAAAS, A LAS RICASSSS PIZZZASSSSSSSSSS!!!". Estoy irremediablemente perdido. pocos son capaces de resistirse a las pizzas del "Mercado san Miguel"-y yo no soy uno de ellos-


El lugar es el infierno para los casi religiosos veganos y fans del Dr. Cormillot. Pero como uno es pagano y omnívoro, se siente en el mismísimo paraíso. La manera ideal de finalizar la mañana...

Ok... esta infernal pizza, es tan infernalmente DELICIOSA que me hizo olvidar  de aquella cosita llamada tiempo.aquí me dice la moza: "por favor señor-¡¡ME DIJO SEÑOR!! T.T- ya debe retirarse -¡¡ME DICE SEÑOR Y ENCIMA ME CORRE!!- , estamos por cerrar".

No sé si se debe a que casi no dormí ,que se me esta pasando el efecto de los toros rojos, o a que me comí dos pizzas completas -por si no me creen mis hermanas pueden dar fe de que soy capaz de hacer eso, y muchas estupideces más- Pero de repente, como que tengo unas terribles ganas de dormir.

Salgo del mercado caminando despacio, esquivando a los vendedores de películas, perfumes y celulares.  

Pensando en que realmente debería comprarme un despertador, y dejar de usar una aplicación de celular para dicha tarea. Mi teléfono claramente no funciona bien. La pantalla marca que tengo 15 llamadas perdidas ,y yo nunca lo  sonar -o no me di cuenta-


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